Capítulo 6

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Capítulo 6: "El juego ha comenzado"

La peli azul se encontraba caminando por los largos pasillos de la Corporación.

En sus manos sostenía una bandeja con comida, y su rostro demostraba preocupación.

Se detiene frente a una puerta en específico. Gira la perilla con una de sus manos, y empujando con su trasero la abre para la seguido de eso entrar a la habitación.

Luego de dejar la bandeja en un velador a un lado de la cama, suspira aún con la preocupación latente.

Unos cabellos lilas sobresalían de entre las frazadas de la cama.
El chico dentro de ésta dormía inquieto.

De vez en cuando su ceño se fruncía.
Desde la ida de ___, Trunks ni dormido podía descansar. Y no literal, porque se pasaba los días acostado, ni siquiera salía. Apenas y comía, y esto último era solo porque la peli azul lo obligaba.

Sus ojos hinchados daban a entender lo mucho que había llorado.

-___...-Susurró el chico entre sueños.

Bulma suspira resignada. Hasta ella extrañaba a esa chica. No podía entender como ___ los había abandonado. Como había dejado a Trunks de esa manera.

Desolado, con el corazón roto...

•••

Mientras tanto, un peli negro se encontraba en el salón de su casa pensativo.

¿Qué quería él de ___? ¿Por qué se arriesgaba teniéndola?

El podría tener a cualquiera, fuera a la fuerza o no.

¿Por qué justamente a la hembra de su hijo?

¿Por qué a una mujer que ni siquiera le hacía caso?

Vegeta pasa sus manos por su cabello frustrado.

Odiaba no tener respuestas...

El Saiyajin remueve su cabeza apartando tales pensamientos y se coloca de pie mirando a un punto en específico. Una puerta.

"Creo que ya es hora de darle una jodida semilla a la terrícola, ya ah sufrido suficiente... Por el momento"- Pensó el Saiyajin aún mirando aquella puerta color marrón, tan resistente que ni siquiera un rayo de luz podría atravesarlo sin una llave de por medio.

Una trampa mortal para un simple terrícola.

Sin más camina hacia ésta, y del marco saca tres llaves.
Una para aquella puerta, otra para la puerta principal, y la última para la cadena que retenía del brazo a ___.

Luego de encajar la primera llave en la cerradura, gira ésta, y abre la puerta emitiendo un leve rechinido.

La imagen dentro de la habitación hizo que un leve atisbo de piedad le recorriera.

___ se encontraba en el piso, hecha un ovillo. Sangraba demasiado.
Al parecer a Vegeta se le habría pasado la mano.

Sin más se acercó a la chica, y arrodillado a su lado coloca dos de sus dedos en su cuello con la intención de tomar su pulso.

Aún vivía

El chico sonríe. No cualquier terrícola podría soportar todo lo que ella estaba soportando.

Pero algo le hizo dudar, pues ella se encontraba desmayada.
¿Ahora... cómo le daría la jodida semilla?

No podría esperar a que despertara por si sola (si es que lo llegaba a hacer), ya que a ese paso las heridas dejarían cicatrices. Y esa no era la idea, al menos no la suya.
Sería un desperdicio dañar una piel tan...suave, tan...bella...

Entonces remece a la chica tratando que despertara, sin embargo, ésta no parece reaccionar.

Vegeta no lo pensó dos veces cuando se metió la semilla a la boca.
Luego de masticarla, junta sus labios a los de ___.

Un escalofrío le recorrió. Era extraña. Demasiada extraña aquella sensación de paz que le recorrió.

Aún así no se separó y adentró la semilla (ahora molida) a la boca de la chica, pidiéndole internamente que la tragara.

Luego de unos cuantos segundos, ___ comenzó a moverse aún dormida y sus heridas fueron cerrando. La semilla comenzaba a hacer efecto.

Pero un detalle fue el que asombró al peli negro. La chica había comenzado a mover sus labios, había comenzado a seguirle el beso, a corresponderle.

Por un segundo Vegeta se olvidó de todo, pareció relajarse, pero aquello no duró mucho.

Una palabra.

Una palabra fue la que arruinó el momento, la paz, todo aquel espacio formado.

-Trunks- Fue la palabra susurrada de los labios de ___. Eso hizo que Vegeta se separará de golpe con respiración agitada.
Una luz pareció encenderse en su cabeza...

Él siempre había tenido de todo. Comodidades, mujeres, comida, TODO.
Nadie era capaz de decirle no. Las chicas eran las que lo buscaban, todos le temían.

En su vida, él se había sentido interesado de verdad, en sólo dos chicas. Bulma y ___.
Ambas no le temían, eran tan...insoportables, tan...liberales...

Siempre con su orgullo de por medio.

Al llegar a la Tierra luego de la derrota de Freezer, se había sentido atraído por esa peli azul. Su parte salvaje y rebelde aumentaba el deseo sexual en él, las ganas de tenerla, domesticarla...

Y la tuvo.
Al ya poseer a esa mujer, todos aquellos deseos e intereses en aquella terrícola, se habían esfumado.

Pero lo malo fue lo que pasó luego de esa noche de lujuria.
Pues la mujer esa no tomaba pastillas. Vegeta no dejaba de maldecir el día en que ese maldito crío lo amarro a la jodida mujer que ya comenzaba a tomar sus propios derechos sobre él.

Pero él solo se quedaba por la casa. No le importaba una mierda ese chico de cabellos lilas.

Con el tiempo todo iba normal. Hasta que conoció a ___.

Algo que le resultó gracioso, fue que ella temía más la muerte de los que la rodeaban, a su propia muerte.

Esa chica no le temía a nada. Le enfrentaba como si fuera su igual. Como si desconociera que si él se lo proponía, hasta levantando un dedo podría hacerla polvo.
Nada le importaba.

Y allí fue cuando poco a poco el deseo lo consumió hasta cegarlo.

Ella no había sido como Bulma, ella nunca se entregó a él. Vegeta había sido quien tuvo que poseerla. Y claro que a la fuerza.

Y quizás, por aquella razón, el deseo sólo aumentó.

Él se había propuesto a seducir a la chica para que se entregara. Pero nunca lo logró como lo fue con Bulma.

Eso era lo que lo frustraba.
Él, alguien que siempre obtiene lo que quiere, ser rechazado...¿Por una simple terrícola? ¿Era en serio?

Pero...¿Qué pasaría si logra hacer que ella se entregara?

¿Acaso el deseo disminuiría?

Aquello era obvio. Al fin y al cabo para él todas las mujeres eran iguales. Si al entregársele, Bulma logró apagar esos deseos, con ___ no iba a ser diferente.

Entonces ¿Que debía hacer?

Debía seducirla, poco a poco, volverla loca, hacer cualquier cosa con tal que se entregara.

Vegeta estaba dispuesto a todo.
Hasta a enamorarla.

Y en ese momento, Vegeta, se dijo a si mismo...El juego, ha comenzado...

El RetornoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant