Más gay que Edward Cullen

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Capítulo 6: Más gay que Edward Cullen

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Superada mi impresión con la coincidencia del nombre del gato, pasamos a la habitación de Hailey.

En la puerta vi montón de avisos de metal y otros advirtiendo a sus padres respecto a entrar bajo pena de muerte inmediata o lenta y dolorosa.

Woa, todo este lugar es una jungla ―le dije al ver la gran cantidad de muñecos de peluche que vi por todas partes.

―Sí, me gusta dormir abrazada de un peluche diferente cada noche.

Era la típica habitación de una adolescente que pasaba por una fase de rebeldía. Montón de posters de grupos de rock y una que otra del actor guapo adolescente de rigor.

Nos pasamos hablando hasta que llegaron sus padres y Hailey se puso nerviosa.

―Tranquila, ¿no me dijiste que en estos días se tolera a los zombis, digo, amigos?

―Sí, pero, bueno..., lo de mis padres es un asunto complicado, así que mejor que no sepan que estas aquí.

―Bueno, pero... ¿dónde voy a dormir?

―Duerme conmigo en mi cama.

Bien esto no lo esperaba.

―Tu cama no se ve muy grande.

―Mejor, así dormiremos bien abrazaditos..., espera, no tienes una rara enfermedad de la piel del pasado, ¿verdad?

―¡¿Eso es lo que te preocupa?! No tengo ninguna enfermedad de la piel y creo que mejor me duermo en ese sofá inflable en forma de mano.

―¡No! No quiero que me veas como una discriminadora, no tengo ningún problema con que te metas a la cama conmigo.

«Sé que me voy a arrepentir de lo que voy a decir», pensé.

―Puede que en este siglo no haya discriminación, pero me sentiría muy incómodo si tuviésemos que dormir juntos así tan de repente.

―Bueno, pues, mejor saludo a mis padres y luego me preparo para dormir. El baño es a la derecha, lávate los dientes o tómate una ducha si quieres.

―Gracias..., y lo siento.

―Descuida ―me tranquilizó y luego salió de su cuarto.

Cuando fui al baño no vi ningún cepillo de dientes y en el box de la ducha observé una serie de boquillas metálicas que salían de las paredes y el techo.

Hailey regresó rápido y me explicó algunos aspectos de los baños en el siglo 23, por ejemplo, el uso de los tres caracoles.

¡Se la creyeron!, ¿verdad? No hay nada de tres caracoles en el baño como en la película El Demoledor. Eso sí, no existen los cepillos de dientes. Resulta que los dentífricos y las cerdas de los cepillos de dientes, si bien prevenían la formación de sarro, también desgastaban el esmalte de los dientes.

―Hoy en día se usa el enjuague omnidireccional dental ―me explicaba Hailey―. La raza humana hubiera perdido los dientes en el siglo 22 si no se hubiera desecho de los cepillos de dientes. Prueba el enjuague bucal.

Así lo hice y sentí como si me enjuagara con el líquido de una gaseosa dentro de mi boca. Luego escupí el líquido al lavamanos.

―¡Vaya cosa tan estupenda! ―exclamé al verme en el espejo. Todos mis dientes estaban limpios.

»Oye, ¿usan blanqueador de dientes en este siglo?

―Sí, yo lo uso, pero hay un debate político respecto a prohibir los blanqueadores dentales. Al fin y al cabo, los dientes no son de un blanco perlado, son de color marfil. ¡El tremendo lio que hay en el congreso mundial por eso!

―Cosas extrañas son las que debaten los políticos de tu época. ¿Y cómo usas la ducha?

―Te enseño ―dijo Hailey y sin más, se desnudó y se metió en la ducha.

El sentido del pudor se fue por el caño en estos tiempos.

Las boquillas metálicas despedían chorros a presión, pero muy atomizados que limpiaron todo el cuerpo de Hailey, luego, lasmismas boquillas lanzaron chorros de aire caliente que la secaron en un santiamén. Incluso veía boquillas en el piso, aunque aquellas no sobresalían de la superficie.

―¿Viste?

Eh..., sí lo vi, de hecho, creo que vi demasiado ―le contesté y luego sin duda sufrí un bajón de presión, tuve que sentarme en el inodoro.

Respecto a los inodoros..., bueno, ¿vieron esos modernos inodoros japoneses?, pues en el siglo 23, todos los inodoros son así, no hubo muchos cambios.

Me acomodé en el sofá y luego Hailey se metió en su cama. Resulta que mi nueva amiga dormía desnuda, ni que decir que apenas Hailey se durmió, me arrepentí con toda mi alma de no haber aceptado su invitación.

El gato de Hailey, saltó a mis muslos y se quedó dormido en un santiamén.

Cat in absence of love o como se dice en estas latitudes: A falta de amor, gato. Acaricié el lomo del gato hasta que se durmió en medio de ronroneos.

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Fueron tantas las emociones de la noche anterior, que de seguro estaba muy tenso por dentro y por eso dormí rápido, tan profundo, que al despertar noté que Hailey no estaba en su habitación y sus padres salieron a trabajar. Esta bostezando cuando se abrió la puerta.

―Hola, ¿dormiste bien? ―me dijo al entrar al cuarto.

―Sí, muchas gracias. ¿Qué es lo que llevas allí?

―Son mis apuntes del colegio, tengo muchas tareas y para colmo estoy por reprobar en Física y Música, odio Teoría Musical, no entiendo nada. Tampoco me va muy bien que digamos en Programación, ¿quién quiere saber lenguaje FGTS cuando tienes infinitas aplicaciones que lo hacen todo por ti? ¡Es tan estúpido!

―¿Vas al colegio?

―Claro, ¿por qué no debería ir?

―Pues ayer ingresé a tu casa porque supuse que solo tus padres vivían aquí.

―Claro, vienes del pasado. Verás, ya no existen las escuelas físicas; te conectas al VR May y listo, ya estás en la escuela.

Saben, me estoy cansando de estar en este siglo, todo es tan diferente que no entiendo la mitad de cosas de las que me habla Hailey, y esto de la escuela es una de esas, pero eso tendrá que esperar hasta el siguiente capítulo. Se despide el soldado que rompe la cuarta pared como Deadpool. Su servidor, Vladimir.

CONTINUARÁ...

Un zombi en el siglo 23 (de Bolivia para el mundo)Where stories live. Discover now