Capítulo #19 - Rebeldía ¡Oh mi Dios!

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 —Aquata ¿dónde estás? ¡Aquata!

Pasos enérgicos se escucharon fuera de la habitación. Aquata abrió los ojos al nuevo día, era sábado y le extrañaba mucho que su madre estuviera mandándola a levantar. Unos segundos después su madre entró en la habitación.

—¡Arriba ustedes dos! Levántense, tenemos problemas ¡vístanse!

Shirley se giró y metió la cabeza bajo la sábana.

—¡Shirley no me hagas tirarte un vaso de agua fría!

Aquata se desperezó en la cama mientras ella seguía gritando en medio del cuarto.

—Buenos días Elizabeth.

—Es sábado, y se que no tiene clases, pero tenemos problemas, tienen la casa rodeada, te buscan.

—¿A mi?

La rubia se frotó los ojos y emergió de un amasijo de sábanas azules.

—Danos un descanso —susurró Shirley gruñendo.

—¡Arriba! Chandra está en camino, y tenemos que hacer que entre por detrás, no pueden verla.

Aquata inspiró con dificultad. El aire estaba cargado, y su madre demasiada alterada. Habían pasado dos semanas sin oír ninguna noticia de Oceanía, ni Andrés, ni su padre, era como si todos se hubieran esfumado. Ella estaba preocupada por ellos, pero prefirió no pisar las aguas y evitarse un problema, después de todo no había conseguido la piedra.

—¡Cierra la cortina! ¡Por favor! —gritó mientras se ponía en pie.

—¿No soportas la nuestro dios Sol? Eres una sirena, no una vampira. Además esas cosas blancas con ojos rojos y piel de gallina no existen.

—Todo es posible en este mundo —murmuró Aquata.

El celular sonó varias veces haciendo a Elizabeth asustarse y dejarlo caer.

—¡Dios, me has asustado! —habló—. Tienen todo rodeado, ya he despertado las chicas, hay dos hombres en la entrada, y en el patio. En la puerta trasera la de la basura está despejada, entra por ahí, estoy en el cuarto de las chicas.

Elizabeth colgó y se dejó caer sobre la cama nerviosa.

—¿Quienes están ahí, madre?

—Los hermanos de tu padre.

—¿Padre tiene hermanos?

—Si, hija. Los hunters.

De Aquata solamente escuchar el nombre el corazón le comenzó a latir de repente. Ella nunca había tenido a un hunter de frente, o al menos, no lo había reconocido. Miró por la ventana y vio unos hombres normales de torso al descubierto, y hermosa mirada. Ojos claros, y labios finos. Altos, fuertes, musculosos, ,muy parecidos a su padre.

—¡Madre! ¿Por qué son atractivos?

—¿Por qué crees que las sirenas son atractivas, Aquata?

—Nunca me decías ese nombre.

—Es el nombre que te puse cuando naciste —confesó—. Ellos son hermosos, pero no tienen poderes, aun así son poderosos y están entrenados en las artes marciales, y en todo tipo de armas y pociones para asesinar toda criatura mitológica que se les meta en medio.

—¿Pociones?

—Si, hay hechiceros y brujas que trabajan para ellos.

Hechiceros, bien, para Aquata cada vez la cosa se ponía más de locos. Si no fuera porque había visto crecer una cola frente a sus ojos, de seguro hubiera pensado que tendría que ir de urgencia al psiquiátrico.

Aquarius - Una saga de sirenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora