Capítulo #8 - Admisiones y mentiras ¡Genial!

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Anabelle pisó la superficie y miró en todas direcciones por si alguien estuviera mirando. No habían monos en la costa por lo que se arrastró por la arena en la espera de sus piernas. Para su asombro estaba completamente desnuda. Ella no recordaba haberse quitado la ropa, pero lo estaba. De esa forma no podía caminar por la calle sin que alguien se riera de ella, o algún sucio mental la violara. Aún no siendo posible ninguna de las anteriores, era muy vergonzoso. 

 Intentó pensar en mil maneras de como conseguir ropa, pero la única que le parecía válida, era ir por el pantano hasta las cabañas de allí y robar alguna camisa de las que colgaban sobre los portones. Siempre había gente allí, especialmente en los días de verano. Y aunque no eran vacaciones en ese preciso momento, aún habían personas vacacionando y usando los rayos del sol como máquina de secado.

 Caminó por entre los árboles cautelosamente, y unos 10 minutos más tarde caminaba descalza con unos vaqueros de hombre y una camisa de propagandas de plan médico. Cada persona que la veía se le quedaba esbozado mirándola como si ella hubiera salido de un manicomio 

 Por suerte no había ninguno cerca, y nadie llamaría las autoridades para avisar que una chica de pelos largos, rubios y mojados, caminaba descalza por la carretera luciendo como una vagabunda. Su pelo estaba lleno de arena, y sus pies se estaban quemando a causa del ardiente pavimento. Las mismas señoras que habían estado haciendo ejercicios en la tarde le pasaron corriendo por el lado mientras conversaban animadamente acerca de la desaparición de un chico. Aquata intentó escuchar con detenimiento, pero no captó nada. 

Era Miami Beach, las desapariciones ocurrían seguidas. Muchas veces eran adolescentes rebeldes, o simplemente uno que otro anciano paciente de Alzheimer. Era un pueblo no muy grande cerca de la costa, lleno de urbanizaciones que rodeaban la bahía. La madre de Aquata decía que siempre les había agradado a ella y a su esposo la mar, y que por eso habían comprado  en esa zona. Habían muchas cosas en ese sitio. Estaba repleto de centros comerciales, centros vacacionales, apartamentos para ser rentados, hoteles, bares, pubs, tabernas secretas, boutiques, discotecas, y diversos parques de atracción para turistas. Normalmente estaba lleno en verano. Turistas de todo el mundo viajaban ahí solamente para disfrutar del hermoso sol, las azules aguas, y las palmeras con sus magníficas sombras para sentarse a leer y escribir por largas horas.

Luego de que terminara el verano quedaba completamente vacío y todo volvía a la normalidad. Los pescadores por las mañanas y en el atardecer, las señoras de edad de oro* corriendo por la acera, adolescentes comiendo en alguna cafetería, chicas paseando a sus perros, y hombres de trabajo caminando por las carreteras atendiendo al celular. 

Una desaparición era simplemente algo normal, habían muchos sitios en los que esconderse. Aquata abrió la puerta trasera de su casa con la llave respuesta que siempre estaba debajo de la alfombra, y caminó hasta la nevera. Por la ventana de la sala pudo ver su auto estacionado en el cemento. Su madre posiblemente lo había llevado a arreglar y lo habían dejado ahí. Sentía mucha hambre como para ir a encenderlo y ver si funcionaba. Lo único que corría por su mente era que algunos emparedados de jalea de uva con mantequilla de maní, los cuales serían suficientes para saciar su hambre. 

 Pegada de la nevera colgaba una nota. Aquata la despegó y leyó con detenimiento:

  "Anabelle,

 Quizás estés en casa de una amiga. Se lo difícil que es estar todo el tiempo sola en casa con tu hermano. Es por eso que le he mandado unos días con la abuela Chandra. No tengo el tiempo de cuidarlos, estoy muy ocupada en el trabajo, y estaré unos días fuera de casa. Iré a Atlanta Georgia por cuestiones de trabajo. La cadena hotelera quiere hacer unos cambios en los restaurantes y han decidido que les acompañe para decidir cual. Lamento mucho que esto  tenga que ser así, te recompensaré algún día por todo esto.

Aquarius - Una saga de sirenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora