Tres.

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Sensaciones.




Apago el motor y bajo la ventana frente a mí para que Stiles pueda verme, son las dos menos cinco minutos de la tarde, lo que significa que Stiles ya casi sale de estudiar.

En los cinco minutos que pasan para que Stiles salga, me traqueo el cuello más de ocho veces del desespero. Su padre puede aparecer en cualquier momento, y no quiero que lo regañe, o peor, que lo aleje de mí de una vez por todas, y es obvio que no es como quiero que pasen las cosas, porque es evidente que en algún momento voy a tener la charla/discusión con John acerca de lo de Stiles, pero de una manera profunda.

La bendita campana por fin suena, y me acomodo en mi asiento, me seco las manos contra la tela del pantalón, y espero a que salga y me vea en una posición que me hace ver cómodo y relajado. Aunque sé que es todo lo contrario.

Los estudiantes comienzan a salir, pero son tantos que me dan ganas de sacarlos del camino solo con un chasquido a lo Thanos, pero las ganas de hacerlo se me pasan y son reemplazadas por unas ganas de raptarme a ese castaño de piernas largas y cuerpo demasiado sexy para su propio bien. 

Va bajando las escalas junto a sus amigos de siempre, se ríe por algo y se agacha mientras su cuerpo tiembla por la carcajadas, una sonrisa estúpida me nace en la cara. Cuando me ve, sus ojos se abren mucho, y la risa se va. Sus mejillas se colorean, y se despide de una manera rápida y nerviosa de sus amigos.

—Sube, cariño —Una sonrisa brillante y que le ilumina la cara aparece. Abre la puerta del copiloto, y se monta al auto. Cuando su puerta está cerrada, cierro la ventana con el botón a mi izquierda y por si tiene calor, enciendo el aire acondicionado.

—No pensé que fueras a venir —Me dice, se pone el cinturón y me mira. Sus ojos me desarman y me quitan la respiración, pero lo disimulo.

—Bueno, no podía desaprovechar la oportunidad de venir por ti luego de que supiera la hora en la que salieras —Le guiño un ojo, el se sonroja y se aleja la mirada apenado —Además, quería ser yo quien te trajera a mi casa.

El camino el silencioso, y ya cuando estamos lejos de la preparatoria, bajo de nuevo las ventanas, y el aire entra de una manera deliciosa. Su cabello se eleva y se le queda en la cara, luego el mismo viento se lo quita de nuevo, me mira y se ríe con ese gesto infantil y que le queda bien. Y yo me derrito un poco más.

Estaciono el auto en el garaje, y ambos bajamos. Le indico que presione el tercer botón del comando justo al lado de la puerta del garaje, y ésta comienza a bajar hasta que quedamos encerrados. Las luces automáticas se encienden, y le invito a que entre por la puerta que comunica el garaje con la casa en sí.

Cuando entra se queda viendo todo con atención. Los sillones ya están organizados, y también la barra de desayuno que he instalado junto a un muro que conecta con la cocina.

La mesa que tiene el televisor también estás lista, pero de resto, no hay nada. Los retratos están guardados, y las demás decoraciones también, no he hecho nada de eso, ya que, bueno, no soy nada bueno en eso de decorar y menos saber que cosa combina con otra.

—¿Así que es enserio? No has puesto nada más que lo básico —Su voz suena como sorprendida, y cuando voltea a mirarme veo que su expresión es igual, aunque tiene un gesto tierno en los ojos. No puedo evitar sonreír y asentir —Bien, pues vamos a ello. ¿Dónde tienes las cosas? —Me aproximo a la mesa del televisor y saco las dos cajas que hay detrás de ella, casi ni se notan, por lo que estando allí escondidas no se ven como desorden, o eso creo yo.

With You ©Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ