Violet

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De alguna forma mi madre logró que fuera a terapia, claramente los planetas se habían alineado de alguna forma. De la nueva familia que habitaba mi casa, los Harmon, el padre era terapeuta. Por lo que podría simplemente pretender que era un paciente más. 

- Así que, Tate, estas fantasías comenzaron  hace ¿Dos años, tres años, cuando? - Ben me pregunta haciendo anotaciones en su cuaderno. 

Imagino lo que estaría escribiendo. "Este muchacho posee un serio trastorno psicótico". Palabras finas y punzantes escritas en prolija caligrafía sobre las impolutas hojas de su libreta.

- Hace dos años - digo aclarándome la garganta - Es siempre lo mismo. Siempre comienza igual.

- ¿Como? Cuéntame. - me replica mi psicólogo.

- Me preparo para la guerra. - comienzo mi relato preparándome para que me eche de su casa.

Recuerdos de mi mismo caminando por los pasillos del colegio cargando un arma atraviesan mi mente. 

- Estoy calmo, conozco el secreto, se lo que viene, y sé que nadie puede pararme, ni siquiera yo mismo.

Ben cambia su postura en la silla por una más recta, esta sintiéndose incómodo.

-¿Pones en la mira a personas que han sido malas contigo? - pregunta en el mismo tono que un psicólogo preguntaría "¿Y con eso, como te sientes?"

- Asesino a personas que me agradan. - me oigo hablar y solo puedo pensar en que eso era parcialmente verdad. 

Entro en el salón de clases y los estudiantes levantan la cabeza de sus libros. El maestro me mira, con cierto temor y pregunta "¿Puedo ayudarte?"

- Algunos ruegan por sus vidas. Eso no me pone triste. No siento nada. Es un lugar asqueroso, el que vivimos. Un asqueroso, puto y arruinado mundo, y honestamente siento que los estoy ayudando a llevarlos a un lugar lejos de toda la mierda y el pis, y el vomito que corre por las calles. Estoy ayudando a llevarlos a un lugar limpio y amable. Hay algo en toda esa sangre. Hombre... Me ahogo en ella. Los indios creían que la sangre contenía a todos los espíritus malos, y que una vez al mes, en sus ceremonias, al cortarse los espíritus se liberaban. Hay algo inteligente en eso. Muy listo, me gusta.

La imagen del día que morí recorre mi mente. La sangre está por todos lados y baja por mi cabeza como si fuera una cascada.

- ¿Crees que estoy loco? - pregunto a mi interlocutor que no tiene expresión en el rostro. 

- No - y no creí nada más que salió de su boca - Creo que eres creativo, y que tienes mucho dolor con el que no estas lidiando. 

- Mi madre está probablemente preocupada por mi ¿Cierto? - pregunto pensando en cómo en cuanto descubrió que seguía aquí jamás dejó de venir, sin importar cuanto la maltratara.

- Estoy seguro que sí. - responde con una sonrisa.

- Es una chupa pitos. Es decir, literalmente chupa vergas. Solía chupársela al vecino de al lado todo el tiempo. Mi padre se enteró y se fue. Me dejo solo con una chupa pijas. ¿Puedes imaginártelo?¿Que tan enfermo es eso? - o al menos eso es lo que me decía antes de morir.

- He escuchado peores. - dice sonriendo tontamente.

- Genial. ¿Puedes contarme algo? Me gustan las historias. -pregunto en busca de alguna historia personal que pudiera darme más información. 

- No, no puedo. - dice cerrando su cuaderno, nuestro tiempo había acabado.

- Es un puto show de horror. Hay tanto dolor, ¿Sabes? Hay tanto.. - digo levantándome de mi asiento.

- El mundo es un lugar sucio. - dice como para contentarme y me da un apretón de manos en señal de saludo. 

Al salir de la sesión el ruido de metal contra la piel me llama la atención desde el baño principal. Violet, la hija de los Harmon esta cortándose las muñecas. 

Verla hace que el corazón me de un vuelco. Mismos ojos saltones, misma mirada triste, mismos labios carnosos, misma piel blanca. Misma cara, mismo todo. Salvo que, la jóven Violet Harmon, exhibía una cabellera rubia que Daria teñía de oscuro. 

- Lo estas haciendo mal. Si estas tratando de matarte, corta vertical. No pueden coser eso. - digo desde fuera del baño. Ella puede verme desde la apertura de la puerta. 

- ¿Como llegaste aquí? - dice sorprendida, aunque no está asustada por el tipo raro que esta viendo su intimidad desde el otro lado de la puerta del baño. 

No iba a matarse, solo estaba intentando llamar la atención. Tal vez en sus inicios Daria había hecho lo mismo. 

Ver a esta chica idéntica hacer aquello que había matado a mi primer amor me volvía loco, me enfurecía. Tal vez porque no quería perderla a ella también. 

- Una cosa más, si estas tratando de matarte, deberías también tratar de cerrar la puerta con llave. - Digo sonriéndole y cierro la puerta.




Fin.


AHS: MURDER BOYWhere stories live. Discover now