8. Moira

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Solo cuando morí, lo vi todo con claridad. 

Papá nunca se había fugado con la mucama, había sido Constance quién lo había separado de mí. Esa maldita mujer me había quitado a mi hermano, y ahora también a mi padre. 

Sin embargo, jamás lo ví. De todas las almas que habitaban y revoloteaban por la gran mansión, mi padre jamás se me había aparecido. Raro, ya que había sido Moira quién me había recibido ni bien desperté. 

Abrí los ojos, como si hubiera estado durmiendo. A mi alrededor había sangre. Mi sangre. Y rodeando el lugar donde habría estado mi cuerpo había un dibujo de línea blanca; y aquella famosa cinta amarilla de "escena del crimen" rodeaba varios elementos de mi habitación. 

- Has muerto hijo. - Moira me dijo desde una esquina de mi cuarto. 

- ¿Y tú quién eres? - digo ya que en ese momento no reconocí a aquella anciana que me miraba con ese ojo blanco tenebroso. 

- Oh lo siento, tal vez me recuerdes así. - y en ese instante la figura de la joven Moira toma el lugar de la mujer. 

- ¿Wow, yo también podré hacer eso? - pregunto, ignorando el comentario acerca del corriente estado de mi vida. 

- Pues, no lo sé.  - dice pensativa dejándome solo.

Mi funeral fue sencillo, seamos francos, tras el tiroteo de Westfield no tenía varios amigos. Solamente Constance, mi hermana y mi abuela. 

A la semana siguiente mi familia se mudó a la casa de al lado, nuestra vieja casa pre Larry, quién todavía se encontraba en terapia intensiva por las quemaduras, y a quién Constance había abandonado al segundo en que su imagen había sido arruinada. Buena elección Larry. 

Los años pasaron y por fin una nueva familia se mudó a la casa. Una pareja gay, Chad y Patrick. Querían tener un bebé y me pareció perfecto ya que era todo lo que Nora ansiaba. Nora, mi madre, habría hecho lo que fuera por ella y de hecho, lo hice. 

Cuando los maricones no quisieron darnos un bebé, los quité de en medio. Me agregué un pecado más a los hombros y continué con la búsqueda de un hermanito. Y por unos años más mi vida en el purgatorio continuó gris, sin propósito alguno más que complacer a Nora. 

Hasta que llegó ella.  




AHS: MURDER BOYWhere stories live. Discover now