Read Hands and Do Hypnosis

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Hola aquí el cuarto capitulo ahora todas sabran que paso con la memoria de Scott creo que ninguna se esperaba esto, ni yo, creanme, espero les guste, voten comente y así.

P.D. Ya llegamos a los 500! Gracias :)xx

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Después de que mi querida madre me tomó como un drogadicto hoy en la mañana, me hizo comerme toda la fruta que había y tomar más de dos litros de agua en menos de una hora, no pensé que eso fuese un inconveniente en mis planes del día de hoy, pero lo fue, a la mitad de la carretera, donde no hay baños públicos, ni restaurantes caros, mi vejiga amenazaba con explotar. Casi oí el canto de los ángeles cuando vi una casita morada con muchos detalles dorados, naranjas y negros. Mal estacione la camioneta frente al lugar y corrí a tocar la puerta mientras aguantaba las ganas de orinar.

—Hola cariño, ¿Pero qué se te ofrece? —Saludó la señora que acababa de abrir la puerta con un acento de las islas cubanas marcado en las pausas, tenía la piel bronceada y era regordeta pero no aparentaba más de 60 años. —Esta es la casa de la tía 'K' y esa soy yo, aquí hacemos de todo, cortamos cabello, peinamos, maquillamos, vestimos, cocinamos e incluso leemos las manos, cartas, futuro y hacemos hipnosis, mi niño.

—Yo me preguntaba si prestaban baños... —Sonreí antes de que mi urgencia se notara en forma de liquido sobre la tela de mis pantalones.

—Claro, chico. Pero mira que porque no lo habías dicho antes al fondo a la derecha. —Dijo dándome paso y sonreí.

Libertad, benditos sean los baños, podre vivir unos años más con mi vejiga intacta. Lavé mis manos y las sequé en una toalla al salir del baño note que el lugar estaba repleto, un grupo de señoras sobre unas silla giratorias leían revistas mientras las peinaban o cortaban el cabello, otras estaban sentada mientras les pintaban las uñas y por ultimo estaba la señora que me dio paso, sonriéndome.

—Muchísimas gracias. —Dije sonriéndole.

—No hay de que cariño, pero debes saber que ese baño es solo para clientes y a menos de que quieras una tintura o la pedicura podrías dejarme ayudarte con algo que te está dando vueltas por tu cabecilla, permíteme. —Ella tomo mi mano llevándome a una mesita alejada del ruido de la ‘estética’ ¿A qué se refería con lo que había dicho? —Me refiero a eso que no entiendes querido, déjame mostrarte. —Tomó mi mano y puso la suyo encima cerrando los ojos. — ¡Oh dios amor! Tu esposita era una gran perra ¿No tienes ni idea, verdad? —Negué ¿A qué se refería? —Anna Carter, la chica que no recuerdas, tu esposita fue la que hizo que no la pudieras recordar, Mandy gran bruja, era muy astuta.

—Lo siento, pero me está asustando creo que lo mejor es que me vaya. — Sonreí cortes, un poco asustado levantándome de el silloncito en el que estaba sentado, no entendía como esa señora sabia de Anna, ni porque decía que Amanda era una bruja.

—Chico, esa mujercita era una bruja no solo en actitud ¿entiendes? —Me detuve mirándola extrañado. —No creo que lo recuerdes, ni lo vayas a recordar, la noche de tu boda la chica te hipnotizo, era más inteligente que tú al parecer y te dejaste engañar por unas piernas largas mi niño.

— ¿A qué se refiere?

— ¿Eres tonto? Tu esposita te hipnotizó para que olvidaras a Anna ¿Ya? Por eso no la recuerdas, pero también sé algo más… La vas a encontrar… — ¿A quién? —A Anna, al parecer no eres el único que volvió a Boston.

— ¿Usted sabe donde esta Anna?

—Niño, soy gitana no GPS. Valía la pena intentarlo.

Salí de ahí feliz aunque gaste 10 dólares a lo idiota, la señora había dicho que me encontraría con Anna también había dicho que con la reciente muerte de Amanda la hipnosis se iba a ir muriendo metafóricamente hasta ya no existir, aunque después de pensarlo bien, no sé si eso era bueno o malo.

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