◇Cap 37◇

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Jay subió a la camioneta, sus manos temblaban. Le habíamos quitado el arma, y él no se había resistido, y yo lo entendía, cuando había matado a Sardothien, había sentido como si el arma pudiera quemar mi piel, así que sabía porque cuando le habíamos quitado la pistola se había deslizado entre sus dedos con tanta facilidad.

Jay: ¿Qué le pasará a su cuerpo?- Preguntó tan bajo que apenas pudimos escucharlo, no podía saber si era una pergunta para él mismo, pero Dante contestó

Dante: Es tu decisión- dijo con suavidad, como si le estuviera hablando a un niño que acababa de mojarse los pantalones

Jay: Me gustaría... Enterrarlo, con mi padre

Clary: Está bien, entonces, vamos por... El cuerpo y estaremos de vuelta, te quedas con ____ y Willy, ¿Vale?- Asintió con la mirada vacía, sabía que estaba sumergido en sus pensamientos, y que no había prestado atención a lo que habían dicho. Dante y Clary salieron de la camioneta y cerraron las puertas tras ellos.

No podía imaginar el dolor de tener que matar a tu hermano, porque sabes que si no lo haces, cientos de personas morirán, imagino que él sabía que estaba viviendo con monstruo, pero era tan normal para él, que después de un tiempo dejó de verlo como tal, y empezó a verlo como su hermano mayor que de vez en cuando regresaba a casa cubierto de sangre y con una escalofriante sonrisa.

Miré a Jay, se frotaba las manos con nerviosismo, como si así pudiera eliminar la sensación de el plomo entre sus manos.

____: ¿Jay?- él me miró brevemente para después clavar su vista en el suelo, dónde había estado desde que habíamos ingresado a la furgoneta- Jay... Gracias- él me miró, perplejo- me salvaste a mí, a Dante, a Clary y a las personas inocentes que en algún punto pudieron haber caído en sus trampas- sus ojos se cristalizaron y asintió levemente, no sabía si las lagrimas eran de tristeza, de coraje, o de culpabilidad, pero se las quitó rápidamente con el dorso de la mano y miro el techo de la furgoneta.

Dante y Clary volvieron y subieron a sus asientos sin decir una sola palabra. Dante comenzó a conducir mientras escuchábamos como la chica esposada empezaba a despertar.

(...)

Al llegar al edificio de la FBI, Alice nos revisó las heridas, tanto a Willy y a mí como a la chica, que soltaba gruñidos o murmuraba cosas que no alcanzaba a comprender.

A Jay le habían dado unos tranquilizantes y ahora mismo estaba dormido en una de las camillas. Por la adrenalina del momento, nada me había dolido, pero ahora, todo el maldito cuerpo me dolía, era como si el dolor de todos los golpes hubiera decidido presentarse en esos momentos con más intensidad de la que desearía.

Nos pusieron vendas, alcohol en las heridas abiertas y pomada en los moretones, dijeron que tardaríamos un poco en poder volver a entrenar, pero que todo estaba bien.

Miré con nostalgia la sala, ahora que ya no nos necesitaban, ¿Qué pasaría?... No había acabado mi último año de universidad, y no sabía si podría pagarlo, hasta ahora, Willy y yo habíamos estado viviendo de las pequeñas cantidades de dinero que el FBI nos daba y del dinero del padre de Willy, pero ya no queríamos vivir de ese dinero, sabíamos que era dinero ganado de causar dolor, uno por justicia y otro por avaricia, pero al final, era dolor.

No podíamos trabajar en el FBI, no quería que mi hijo o hija viviera con el miedo de que sus padres no regresaran a casa, no, no quería eso. Aunque, aún no sabía si podíamos tener hijos... Hablo del "trabajo" del padre de Willy, ¿Y si mis pequeños corrían peligro?...

____: ¿Willy?

Willy: Dime, hermosa

____: Tenemos que hablar.

Fin.  

El Anillo Negro (Guillermo/Willy Y Tu)Where stories live. Discover now