Capítulo 5

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Tzuyu no se presentó aquel día a clases, Sana se preocupó mientras que al resto le dio igual.

A la salida Jackson se demoró, era claro que no quería pedir disculpas por lo mal que se ha comportado. Pero Sana no se iba a ir sin él, lo buscó por todos lados hasta que lo encontró entrando hacia la biblioteca escolar.

-¿Vamos?

Ambos caminaron hasta la salida, y no fue sorpresa ver a Momo y Mina esperando ahí. No iban a permitir que su amiga fuera sola con aquel hombre.

-Ahora si nos vamos.

Jackson como siempre intentaba hablarle o hacer alguna acción que provocara tocar a Sana, después de todo ¿algo bueno saldría de ahí no?, pero para la desgracia de Jackson, ahí estaba Mina para impedir cualquier cosa. Tan siquiera podía abrir la boca, la japonesa la daba una mirada de muerte y le hacía callar con tan solo una frase.

Se tomaron su tiempo pensando si llegar hasta la entrada y tocar, Momo fue la más valiente y dando brincos tocó la puerta. Sana le siguió, y así hasta que todos estaban parados frente a la entrada.

Tres toques y nadie contestó, tres más y solo se escuchaban los ladridos de un perro vecino.

-Tal vez no está, mejor vámonos, regresemos otro día. -Jackson tomó del brazo a la japonesa para que dejase de tocar, pero el duo en la parte de atrás gritó metiéndose en medio.

-Usted ni hable, no nos iremos hasta que alguien nos diga que no hay nadie en casa. -ambos asintieron sin decir una palabra, solo mirándose fijamente a los ojos de una forma competitiva.

Sana no se rindió, hasta que la puerta se abrió revelando a una Tzuyu en muy mal estado.

-¡Tzuyu! -Sana gritó de emoción.

Momo rodó los ojos y dio media vuelta, Jackson se quedó mirando al suelo y Mina... Ella pulverizaba con la mirada al chino.

La taiwanesa al notar la presencia de Jackson inmediatamente intentó cerrar la puerta, pero Sana se interpuso.

-Venimos a pedirte disculpas.

-Listo, perdonados. Ahora largo. -volvió a intentar pero esta vez fue Jackson.

-Escuchanos.

-No tengo nada que escuchar de ustedes, menos de ti. -la mirada que Jackson le regaló le dio a pensar que en ese mismísimo momento la mataría a golpes.

-Tzuyu... Mira esa nariz, Jackson te debe una disculpa. -le dio dos palmadas en el hombro al nombrado y se alejó.

-Que sea rápido, tengo cosas más importantes que hacer.

El trío los miraba fijamente, en especial Sana. Pero Jackson no estaba conforme con esa distancia.

-¿Podrías alejarte más, Sana?

Jackson miró por el rabillo del ojo, verificando que la pelinegra estuviese a una distancia donde no escuchase nada de lo que diría.

-Agh, si Sana pregunta, tu solo contesta que te pedí disculpas como se debe. Si dices algo diferente te va a ir muy mal.

-¿Quién es Sana?

-La pelinegra, ahora.. Ya sabes. Dame un abrazo para que esto parezca real.

-Bien... Solo no me hagas daño. -se sentía tan débil, su miedo a Jackson era mayor.

Se acercó a ella y con una sonrisa maliciosa susurró en su oído: "Yo te hago el daño que quiera". Sin decir otra cosa se separó y caminó hacia las demás.

Depression; SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora