Capítulo 2

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El aula estaba tan cerca, pero tan lejos a los ojos de Tzuyu. Pero prefirió no ir ahí, se ganaría un buen regaño de parte de su madre. Lo sabía. Pero su día había comenzado con el pie izquierdo y, pareciera que todos estaban en su contra.

Algo raro. Era como si todos se hubieran enterado primero de su llegada, todos la recordaban como lo que era. Un juguete para ellos. Volvería a aquel tiempo donde era un juguete que se manejaba con facilidad. No lo soportaría por mucho tiempo si todo transcursa así.

Sus rodillas impactaron contra el suelo gracias al empujón tan fuerte recibido. Sus libros calleron al igual que su rostro, le daba vergüenza que ellos la observaran de esa manera.

Algunas risas se escucharon desde la parte posterior. Alcanzó un libro con mano derecha y, el próximo que yacía en el suelo de igual manera. Pero reprimió un grito cuando su mano fue pisada por el zapato de algún chico a su alrededor.

No quiso ver quién era, si lo miraba lo tomaría personal y el dolor se duplicaría en un dos por tres.

—Que bueno es tenerte por nuestras instalaciones, Tzuyu. —Tomarlo como halago era para estúpidos, así que solo mordió su labio con fuerza y no contestó.

Por suerte un extraño interrumpió sin aviso.

—Oye, ¿No tienes otra cosa que hacer? —Su vista contempló al chico que sostenía el brazo de aquel otro.

Ni siquiera dijo otra palabra en voz alta, pues el otro ya se había marchado conforme con lo que el sujeto extraño -para Tzuyu- le había dicho al oído.

Dobló sus rodillas a la altura de la taiwanesa, y ayudó a levantar sus libros que ahora estaban esparcidos por el suelo.

—Toma. —El último libro fue entregado con gentileza.

—Gracias.. —Agradecía mientras secaba las pocas lágrimas que habían en sus ojos al tiro, las que había provocado el dolor de su mano.

—¿Tzuyu cierto? —asintió con timidez.

Con sus manos temblorosas acomodó un mechón de su cabello tras su oreja.

—Debes ser muy tímida, oh... mira esa mano, está colorada. —Tzuyu no dejó que él sostuviera su Mano por mucho tiempo, seguía doliendo y le incomodaba que aquel la tocara.

—Uhm, ¿Te sentarías conmigo en química? —Pregunta al notar la incomodidad en ella, solo quería platicar.

—¿Va.. curzamos e-el mismo grado..?

—Si, siempre llaman tu nombre pero nunca estás presente. Ahora que por casualidad lo escuché, me atreví a acercarme y ahora preguntar si podríamos compartir asiento.

Dudó. ¿Qué tal y solo se le acercaba para lo mismo? Pedir su trabajo, manipularla. O tal vez se le acercaba para ser su amigo y hacer que le tenga confianza, sacarle todo lo que lleva escondido y al final lograr que desconfíe nuevamente. No tenía pruebas para confirmarlo pero estaba segura que no se acercaba por simple pena, o ser su amigo.

—¿Y bien?

—Lu..luego.

Se alejó y fue al baño, abrió el grifo y mojó su cara, con una toalla la secó. Al mirarse a espejo notó lo que en éste estaba escrito. "Cuidado, volvió la asesina Chou Tzuyu"

Miró hacia la nada, se dejó caer en el suelo mientras su cara se llenaba de lágrimas.

¿Por qué a mi? —De todas las personas en el mundo, eso le sucedía a ella. Sin embargo no le deseaba eso a nadie, tampoco deseaba sentirlo ella.

Depression; SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora