Capítulo 2: Ruptura amorosa.

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Narra Michael.

Después de conocerla, no se me ha borrado de la cabeza. Sin embargo, Diana está muy molesta porque llegué muy tarde y un poco ebrio. Está en toda la razón de molestarse, no quería estar mal con ella. Me levanto de la cama, me coloco las pantuflas y me dirijo a la cocina, y ahí está:Diana cocinando el desayuno. Quería arreglar las cosas, aunque la relación ya está dañada.

—Buenos días amor— La abrazo de la cintura, pero ella quita mis manos de mi agarre. No habla en ningún momento y solo fue a sentarse al comedor para almorzar lo que se preparó.

-Suspiré.  —Mira, se que estás molesta pero..— Diana me interrumpe con un tono seco:

—Terminamos—. Las manos me comienzan a temblar un poco y me cuesta articular palabra. Me quedo estupefacto mirándola.

—¿Qué?— Dije sorprendido. —Terminamos, Michael, ya no estamos bien, yo ya no quiero estar contigo— Dice Diana con la voz entrecortada. —Quiero darme mi tiempo, quiero estar sola, mañana tomo un vuelo a Manhattan y te dejo en paz— Dice firmemente.

Mis ojos se nublan por las lágrimas pero resisto las ganas de llorar. Hablé en un tono más bajo.

—Parece que ya lo haz decidido bien, ¿verdad?—

-Sí, esas veces que no salíamos juntos, o que el trabajo nos mantenía ocupados, yo decidí mejor separarme de ti y decírtelo en algún momento, eso es ahora- Después de decir eso, toma un poco del café que tenía al lado para entonces levantarse de su lugar y retirarse de la sala. Me sentía fatal, las emociones no estaban bien en mí, quería olvidar todo y decidí salir a caminar por Neverland.

Voy caminando y veo los jardínes llenos de flores, me acerqué a un par de girasoles para olerlas: Mis favoritas. Había recordado la vez que le regalé girasoles a Diana. Pero ahora no quería que el recuerdo de esas flores lo tuviera Diana, quería que lo tuviera alguien más.

Y fue entonces cuando recordé la cita con la chica de la discoteca.

♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦

Layla se había quedado en mi casa y parece que le gustaba hacer el papel de despertador.

—¡DESPIERTA AMIGA!—Me da un almohadazo en la cara. Balbuceo con mi almohada pero Layla no logra entender lo que digo.

—¡Hey Brooke! ¡Despierta!— comienza a darme más almohadazos.

—¡Basta Layla, ya me desperté!— Me siento en la cama rápidamente y le quito a la almohada.

—Buenos días, amiga mía— Saluda efusivamente.

—Hola— Dije bufando.

Empezó a saltar en la cama y gritó: —¡QUÉ NOCHE!— Dijo alegre.

—Deja de saltar en la cama Layla— le advertí.

Layla deja de brincar y se sienta a lado mío.

—Oye, ¿quién era el chico con el bailabas ayer?— Ríe malvadamente. Yo la miré entrecerrando los ojos.

—¿Cuál chico?— Pregunté fingiendo demencia.

—Uy no seas tonta! El chico morenazo con el que bailaste, ¿ya lo recuerdas?—

AMOR DE DISCOTECA ♥ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora