Parte sin título 8

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-Alejate, Alejate!

Grito asustado mientras cerraba los ojos y se abrazaba a si mismo.

Las orbes rubí se abrieron sorprendidas, el alma frente a él se evaporaba.

***...***...***...

-pit.....pit.....pit....pit...pit..pit.pit.pit..pittt-

-pero que?... Mierda!....Valentine ven!

-pit.pit.pit.pitttt...

-que pasa?

-rápido dame ese suero...Ya!

-voy!

***...***...***...

-AH!

Albafica abrió los ojos de golpe, como si hubiese despertado de un mal sueño, miró a su alrededor y se encontró al otro lado de la calle, de espaldas a esa cosa, no tardo en pararse y echarse  a corre.

Wyvern no tardo en captar su aroma, giró bruscamente y vio esa apetecible alma correr, cómo logro teletransportarse si estaba frente a él? Molesto avanzo, no le dejaría escapar.

***...***...***...

Estaba cansado, empapado y muy preocupado, donde estaba su amigo? Se encontraba a la mitad de un pequeño puente, el riachuelo comenzaba a elevarse y ningún jodido fantasma a quien preguntar, las calles estaban desiertas, algo raro ya que a los fantasmas les gusta mojarse, por que? ni idea, pero así era. Se quito el cabello empapado de los ojos y decidió continuar su búsqueda, pero a medio puente una voz lo detuvo.

-Alto ahi!

-?

Un hombre muy alto estaba parado frente a él, Manigoldo le miro desconfiado, si decían que el tenia pinta de pandillero este parecía asesino a sueldo, retrocedió unos pasos apretando sus puños, listo para defenderse.

-quien es usted y que desea?

-tranquilo chico, soy oficial de policía y solo deseo hablar contigo.

Tardo un poco pero le reconoció, era el detective que llevaba el caso de Alba-chan. Un mal presentimiento le inundo, desde hace un par de días ese sujeto lo seguía, Degél se había dado cuenta y le advirtió, aunque era de esperarse ya que cuando le informaron lo de alba-chan no reacciono muy bien.

-y de que quiere hablar oficial?

-es sobre Albafica Decerto.

-que?

-algo  me dice que tú sabes donde esta el joven Decerto, no es así.

-claro que no, no lo he visto desde que desaparecio.

Manigoldo le sostenia la mirada, pero retrocedia despacio, su instinto le decía que lo mejor era salir de ahí. Por desgracia el Cid predijo sus intenciones, con un rápido movimiento sujeto su mano y doblo su brazo hasta la espalda, impidiendo la huida.

-a donde crees que vaz chico, me acompañaras a la jefatura para hablar.

-asi, y bajo que cargos imbecil?

-que te parece secuestro, insultar a un oficial y tal vez...asesinato.

Antes de que las esposas apresaran su muñeca se escucho un fuerte estruendo, unos botes de basura rodaban un par de calles abajo.

-Albafica!

El grito de Manigoldo sorprendio al Cid, que se giro a ver en busca del chico desaparecido. El italiano no desaprobecho la oportunidad, se safo y gracias a una llave, que le enseño Kardia, le arrebato las esposas y lo dejo esposado al barandal del puente.

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