Parte sin título 6

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La infancia de Manigoldo no fue placentera, sus padres fallecieron en un accidente automovilístico cuando solo tenia tres años, por lo que quedo bajo el cuidado de su abuelo materno, Sage. Siempre fue un niño solitario, sus compañeros de preescolar y algunos maestros le miraban con un poco de miedo, ya que tenía la mania de "hablar solo" incluso le catalogaban de esquizofrénico, por tal motivo se vio obligado a cambiar de escuela unas ocho veces.

Logro controlar su "don" hasta los seis años, diferenciando entre el mundo de los espíritus y el real. Dejo su pequeña casa campirana y se mudo a la ciudad, su abuelo lo considero lo mejor para que olvidase las malas experiencias. No tardo en acostumbrarse a la vida citadina, pero pese a ello seguía siendo un niño solitario.

Un día, esperando a su abuelo a la entrada del colegio, se encontró con un fantasma muy peculiar, un joven griego de cabello azulado.

Kardia se divertía arrojando piedritas a una pandilla de jóvenes que bebían a una cuadra de ahi, los chicos buscaban furiosos al causante pero no veían a nadie, esto sacaba carcajadas de los labios del griego. Manigoldo se acerco hasta él, curioso, era muy raro ver a un fantasma tan alegre por lo general, con todos los que se había topado, tenían un aura deprimente y en ocasiones  agresiva.

-ja, que imbeciles.

Su carcajada aumento cuando una de sus rocas rompió la botella.

-esto les enseñara a no beber en la via publica, y menos junto a una primaria.

-ji,ji,ji

La risita de Manigoldo capto su atención, el chiquillo estaba a su lado, mirando divertido. Kardia se giro a verle, el griego le sonrió enternecido, le agradaban los niños. Enorme fue su sorpresa cuando Manigoldo le regreso el gesto, por un momento creyó que se trataba de un pequeño fantasma pero...

-Manigoldo!

Su maestra llego corriendo, preocupada por ver como el niño caminaba directo a esos delincuentes.

-ya te he dicho que no debes salir, tienes que esperar hasta que tu abuelo venga por ti.

Lo tomo de la mano y regreso a la entrada de la escuela, Manigoldo le siguió a regañadientes, pero antes de irse le dio una ultima mirada a Kardia.

No volvieron a verse hasta después de dos días. El pequeño se encontraba en su salón, resolviendo un terrible examen de matemáticas, desgraciadamente los quebrados no eran lo suyo.

-no seas menso! un medio es mayor a un octavo.

Kardia se encontraba frente a su pupitre, inclinado a su altura y mirando su cuaderno. El italianito le sonrió y se apresuro a cambiar la respuesta.

-también estas mal en la de abajo, tres cuartos y cuatro tercios no son iguales.

Ese día su goma viajo de un lado a otro del examen...almenos escribió bien su nombre.

-entonces ,puedes verme?

-mju, mi familia tiene una maldición que nos permite ver muertos.

-ya.

Se encontraba sentados en una de las esquinas del patio al chiquillo le agradaba el silencio y privacidad a la hora de comer.

-quieres?

Kardia tomo entusiasmado la manzana, su fruta preferida, se la paso toda la tarde en la primaria, jugando con el pequeño y ayudándole en sus clases, cuando su abuelo lo fue a recoger ya no se sorprendió tanto de que este le viese, regreso con ellos a su casa y ya no se fue de ahi.

FantasmasWhere stories live. Discover now