Capítulo 9.

127 20 0
                                    

—Estoy esperando que alguien me responda —habló ______ cuando tres de ellos desviaron su mirada y solo Ren permaneció viéndola a los ojos, auto-exigiéndose en pensar algo para ocultar la verdad.

Antes de que la mujer se impacientara, el pelilargo la tomó de la mano para llevársela a su habitación, lanzándole una última mirada al resto, haciéndoles saber que él se encargaría de todo. ¿Pensaba decírselo? Claro que no. Conocía perfectamente a ______ y sabía que, si conocía la gravedad del asunto, se atrevería a usar el propio jet de uno de sus conocidos del mercado negro, para volar hasta Egipto y eso sería suicidio.

Una vez en el cuarto, la soltó para poder cerrar la puerta con llave. ______ sabía que algo no andaba bien, pero prefirió esperar a que él hablara, así que solo caminó hasta la ventana y dejó que su cuerpo descansara sobre el sillón que tenía allí. Cuando Ren se giró, no pudo evitar contemplar la imagen de esa mujer. La luz del día la iluminaba sutilmente gracias a las nubes de invierno que ocultaban el sol, creándole un aura de misterio y melancolía. No podía creer que llegase a pensar algo así, pero sin duda esa mujer era hermosa hasta cuando estaba triste.

Caminó hacia ella y se sentó conservando una suave sonrisa para transmitirle calma. Tomó sus piernas para que las reposara sobre su regazo y cerró sus ojos unos segundos, disfrutando del momento antes de que fuese mañana y, posiblemente, las cosas no volvieran a ser como ahora. ______ sonrió y estiró su mano para que él la tomara. A pesar de los años, había cosas que Ren no perdió, como su lado protector. Lo conocía y sabía que cuando la trataba con dulzura, era porque no quería preocuparla.

—No quiero que me ocultes nada —susurró apenas, acariciando sus nudillos. No quería mirarlo a los ojos porque sabía que, con solo verlos, le creería cualquier cosa que le dijera.

—Está bien —suspiró antes de seguir —. Ha llegado otra fotografía. Pero no te dejaré verla —se apresuró a agregar, luego de que ella lo mirara con terror.

Lo único que pudo hacer en un momento así, fue apretar su mano con fuerza. No necesitaba ver aquello para saber que su hijo no estaba bien. Aun así, quería verlo. Ilógico, pero quería hacerlo.

—Minki —suplicó.

—No, ______. Lo siento, pero esto es algo que no te lo concederé. No me pidas que te dé esa foto. No quiero verte llorar más —jaló su mano hacia sí para estrecharla en un abrazo —Necesito a la mujer que amo a mi lado, siempre. Ellos solo quieren jugar con tu mente y no lo permitiré —confesó, dejando un tierno beso en su coronilla.

A pesar de lo dulce que podía llegar a ser, la pelinegra sabía que él tampoco lo pasaba bien. Sus manos temblaban y por momentos, sus brazos la estrechaban con más fuerza, como si temiera perderla en cualquier segundo. No quería pensar en el efecto que esa fotografía podría provocar en ella si había dejado a Ren así. Su lado racional de le decía que lo mejor sería no verla, pero su lado impulsivo sabía que tarde o temprano lo haría.

Lo mejor que pudo hacer en ese momento fue rodear el cuerpo del contrario con sus brazos y prometerle que no la perdería. Ella era fuerte y no se dejaría vencer por esos malditos. Al menos era consciente de que no cometería una locura como quitarse la vida, no mientras su hijo la necesitaba.

Luego de ese día, los siguientes parecieron eternos. Como Joshua lo presentía, las fotografías siguieron llegando y la última fue la peor. Sangre. Había una mancha de sangre que atravesaba el rostro de Mino, quien estaba desnudo, solo con su ropa interior, llorando, con una cadena al cuello, sujeto a la pared.

—¡Malditos infelices! —vociferó Vernon, y _______ tuvo que taparse los oídos para no escuchar más. No quería pensar, ver, escuchar... incluso sentir. Sabía por las expresiones de horror de todos, que no era nada bueno. Debía salvar a su hijo ahora o no podría hacerlo nunca.

Por Venganza (Nu'est) -3° Parte-Where stories live. Discover now