-Bueno , está jodidamente claro que mamá no me dará de comer. Lo siento. Y me siento como un capullo por lo mucho que me paso por la casa de Wade. Su madre va a hartarse de mí.

La culpa me invade. Necesito este trabajo , necesito los dos trabajos y eso significa que no puedo estar ahí para Owen. No puedo hacerle la comida , seguramente de que se mantenga al día con sus deberes ni obligarle a limpiar el vertedero de habitación que tiene. El apartamento dispone de tres dormitorios , una rarea , pero en una ciudad universitaria los pisos de estas características están muy solicitados y el alquiler cada vez es más caro. Si tenemos en cuenta que mi  madre no suele estar y que normalmente solo Owen y yo dormimos aquí , creo que valdría la pena buscar otro apartamento. Solo para los  dos.

La noticia molestará a mi madre cuando se lo diga. No importa que pase la mayor parte del tiempo con Larry. No importa que casi nunca esté aquí, que no tenga trabajo y que no pueda permitirse pagar el alquiler. Aun así se enfadará y se lo tomará de forma personal, como si Owen y yo le estuviésemos obligando a irse.

Aunque en realidad estoy haciendo algo así. No la quiero con nosotros. No es una buena influencia. Owen se siente incómodo con ella y yo también. Se acabó.

Por la razón que sea, tengo miedo de enfrentarme a ella. No quiero lidiar con un drama innecesario. Y mi madre es precisamente eso: un completo y absoluto drama. Suena mi móvil, señal de que tengo un mensaje. Es de mi nuevo jefe. La inquietud se desliza por mi espalda cuando lo leo.

¿Qué haces?

Me decanto por una respuesta de buena empleada.

Preparándome para ir al trabajo.

Es la verdad.

Estoy en el barrio. Deja que te recoja y te lleve.

Me quedo mirando el mensaje demasiado tiempo, ignorando a Owen que empieza a quejarse de que se las tendrá que apañar para cenar. ¿Qué demonios querrá Colin? ¿Por qué estará en el agujero de mierda que es mi barrio? No tiene sentido. A menos que haya venido a buscarme a propósito...

Le respondo:

No tengo que estar en el trabajo hasta dentro de casi una hora.

Me llega otro mensaje:

Te pagaré el tiempo  extra. Venga.

Suspiro y le respondo:

Dame cinco minutos.

-Tengo irme- le digo a Owen mientras me dirijo a mi dormitorio.

No me he puesto el uniforme del trabajo, si es que se le puede llamar así. Las camareras tienen que llevar los vestidos más escandalosos que he visto en mi vida. Son al menos cuatro vestidos diferentes y absolutamente sexys en los que sobresalen las tetas o quedan demasiado ajustados. Dan mucho sex appeal. No parecemos busconas ni nada, pero si me agacho más de la cuenta, se me ve un poco el culo. La ropa interior para estos vestidos se llama culotte. Estoy sacando el vestido de la percha cuando pillo a Owen espiándome en la puerta.

-¿Qué pasa?- pregunto.

Se encoge de hombros.

-¿Qué te parece si me hago un tatuaje?

La cabeza me da vueltas por un momento. Dios mío, ¿de dónde ha sacado esa idea?

-En primer lugar, solo tienes catorce años, así que legalmente no puedes hacerte un tatuaje. Segundo, solo tienes catorce años. ¿Qué podrías querer tatuarte para siempre en tu cuerpo?

-No sé- Se vuelve a encoger de hombros.- Pensé que podría estar chulo. Tú tienes uno, ¿por qué yo no puedo?

-¿Tal vez porque yo soy adulta y tu no?

C A N C E L A D AWo Geschichten leben. Entdecke jetzt