Capítulo 2.

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-Tata, tata- se oye de fondo en la oscuridad inmensa de la habitación. -Tata, despierta, tienes que ir a clase- la voz poco a poco se reconoce, es Evori intentando despertarme, soy demasiado perezosa.

Evori se levanta torpemente por el sueño, va con paso rápido hacia la ventana y empieza a subir la persiana. La luz comienza a traspasar la ventana y entra a la habitación dejando ver todo más claro y nítido, entre las sabanas de la cama, mis manos agarran la parte superior de las sabanas y las arrastran de un golpe dejando que la luz me ilumine la cara. 

-Pesada- la digo a Evori, mi voz es ronca producto del sueño mañanero.

-Lo siento- dice Evori con una voz angelical y un tono musical -Tenía que despertarte o llegaras tarde.

-Anda ven y dame un beso enana. -sonrío al decirle eso, Evori también sonríe y corre a mis brazos para darme un gran abrazo cálido y cariñoso.

Dessa entra en ese momento en la habitación, se dirige a la ventana y la abre de par en par para que corra el aire. 

-Buenos días niñas, ¿Qué tal habéis dormido?- nos pregunta con una sonrisa inmensa en su cara. 

-Genial yaya- la contesta Evori. -Me ha costado despertar a Daryene, pero ya sabes lo dormilona que es- ríe entre dientes.

-Sí, todos la conocemos- me mira de reojo.

Me levanto de la cama y me pongo a buscar algo de ropa para ponerme. Saco unos pitillos blancos y una camiseta azul con letras blancas muy ancha, como me gustan, voy al zapatero y cojo mis Vans preferidas, las azul cielo, que combinan a la perfección con la ropa que he elegido.

-Me voy a la ducha- digo mientras salgo de la habitación con la ropa en la mano.

-Vale- me contesta Dessa-Yo iré preparando el desayuno- sale detrás de mí y baja las escaleras, Evori la sigue a sus espaldas

Termino de ducharme, mi albornoz me llega casi hasta los pies, pero eso me gusta, me abriga bastante más y me seca mucho mejor. 

Me empiezo a vestir rápidamente, cojo el secador y me seco por un par de minutos mi pelo dorado. En un abrir y cerrar de ojos ya estoy peinada, con mi pelo tan largo como siempre.

Vuelvo a la habitación y me miro por última vez en el espejo, voy a la mesa y busco entre todos los papeles mi colonia favorita. Bueno en realidad es mi colonia favorita desde hace 10 meses, antes de que pasara el accidente no me acuerdo cual me gustaba. 

Me siento perfecta y sobre todo muy contenta, aunque nerviosa por mi primer día de clases. Dessa siempre dice que vayamos con una sonrisa.

Mi estómago comienza a rugir, un olor a chocolate caliente, zumos y tostadas sube hasta la habitación y hace que mi estómago me llame la atención. Decido que es hora de desayunar, cojo la cartera para clase y bajo las escaleras, con ella en la espalda.

Entro en la cocina, dejando en el suelo la mochila, miro hacía la mesa y Evori esta desayunando gustosamente una tostada con mermelada y un zumo de melocotón, mi estómago vuelve a rugir. Dessa está de pie preparando más desayunos, diría que para alimentar a un regimiento. 

Me siento justo en la silla que hay al lado de Evori, cojo la botella de zumo de naranja y lo vierto en su vaso, después cojo dos trozos de pan tostado, unto mantequilla y luego mermelada de fresa. Me relamo por hambre y sin esperar un minuto más comienzo a desayunar.

-Evori, después vamos a la tienda a por el periódico de tu abuelo y te acompaño al colegio. -le dice Dessa a Evori.

-¡Vale!- exclama felizmente Evori, diría que por empezar las clases y conseguir nuevos amigos, cosa que a mí no me hace mucha gracia, no recuerdo lo que hay que hacer para conseguir amigas, cuando estaba en el hospital me dieron clases para aprender a socializarme ya que lo había olvidado.

Termino de desayunar, voy al baño me lavo los dientes y vuelvo a la cocina a esperar a Dessa.

-¿Estas preparada Daryene?- Me pregunta Dessa.

-Sí.

-Vale vámonos. –Se acerca a Evori y la besa la frente. –Ahora vuelvo.

-Adiós.- Nos dice Evori dulcemente, ella siempre dice todo dulcemente hasta cuando grita lo hace dulcemente.

-Adiós- digo mientras levanto la mano para despedirme mientras salgo por la puerta, detrás de Dessa. Nos acercamos al coche azul que hay en la esquina, justo después del césped de la casa. Dessa abre la puerta delantera y entra, después me abre manualmente la puerta del copiloto, el coche es demasiado antiguo para abrirse solo. Entro al coche y una bocanada de olores me inunde en una mar de pensamientos, huele a mis abuelos, a flores y a bosque.

La leyenda; Watterfall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora