el frio amor del Alfa

el amor no conoce idioma <3

se podía escuchar el sonido de la televisión de fondo, y ambos jóvenes se movían inquietos por el lugar, apenas si habían podido pegar el ojo la noche anterior, porque dormir apenas una hora, definitivamente no calificaba como dormir, más bien seria solo una siesta, la cual, debían agregar, no sirvió de nada, las pasadas hora fueron más que nada, para planear como llegar lo antes posible de regreso a la manada, una vez que la dichosa Lenna pusiera un pie en el antiguo edificio, porque pensaban arrastrarla de camino hasta allá de ser necesario, aunque por la forma en que la anciana había hablado de ella no parecía que fuesen a tener mayor problema a la hora de obtener su ayuda, pero claro en su estado emocional colapsado, combinado con la falta de sueño, el estómago que no les permitía comer de lo revuelto que lo sentían, y que no estuviesen pasando más que porquería en la tv tampoco ayudaba, después de todo la habían encendido con la esperanza de lograr distraerse aunque fuere un par de minutos, pero no, era domingo, o Fomingo, como Trent solía llamarlo, y no había nada bueno en la tele, esto era una rotunda indicación, de que nada bueno les esperaba, aunque tal vez estaba siendo algo fatalista, y las telenovelas mejicanas que comenzó a ver en la ausencia de Sichel, si le estaban afectando, al darle un sentido terriblemente trágico a todo.

cuando por fin el reloj de pared marco las seis de la mañana, pudieron escuchar el sonido de un motor acercarse a todo velocidad, trataron de no ilusionarse, después de todo era bastante normal que algunos comercios comenzaran a laborar desde temprano ese día ya que también cerraban a una pronto al ser el último día de la semana, pero cuando ese sonido comenzó a acercarse, más y más, no pudieron hacer otra cosa que ver por la ventana esperanto que se detuviera en el estacionamiento de residente, desde lejos distinguiera el pequeño vehículo de dos ruedas, una motocicleta negra y azul, y a el conductor con un casco con los mismos tonos, lo vieron sin pestañar hasta que este comenzó a bajar la velocidad al acercarse, era definitivo era a quien esperaban.

Bajaron a toda prisa hasta el primer piso, siendo recibidos por la hechicera mayor, quien solo les dedicó una sonrisa conciliadora, antes de cambiar de rumbo su vista hacia la puerta, donde una mujer con chaqueta de cuero oscuro, pantalones negros y el casco aun puesto entraba trotando, hasta llegar frente a ella, la abraso bruscamente solo para luego separarse de la misma manera, la anciana solo negó con la cabeza divertida por la actitud de su hija.

-no vas... a quitarte el casco querida?- hablo con la misma sonrisa en sus labios, la joven toco su cabeza, como si no hubiese notado que aún lo traía puesto

Quito los seguros, para luego tirar de casco hacia arriba, dejando al descubierto una espesa melena color carbón, con algunas ondulaciones, una piel pálida, y lo que puso en alerta a Silber, aun par de ojos rojos como la sangre, ojos de vampiro, el gruño al percibir el peligró, y ella arrugo la nariz, al verlo.

-no me dijiste nada sobre un par de sacos de pulgas- hablo despectiva mientras apuntaba a los hombres, Stolt llevo una mano a su pecho, ofendido, mientras el otro solo la veía con el ceño fruncido

- en realidad no me dejaste hablar mucho por teléfono mi pequeña рубин (rubí)- la susodicho voltio la vista en otra dirección, tratando de ocultar un pequeño sonrojo

-no me llames así, ya no soy una pequeña, мама – hablo de brazos cruzados, mientras su progenitora reía bajo, tratando de no enfadarla demasiado, aunque parecía que le resultaba bastante gracioso - por cierto... ¿qué paso con Sichel?- esta vez la vio directo a los ojos, y se alarmo bastante al ver como la mirada de la otra cambiaba a una preocupada

-un vampiro la ataco- mencionó con rencor el de ojos grises – la rescatamos luego de que el la secuestrara, pero no despierta, no sabemos que fue exactamente qué fue lo que le hiso...- inicio con notoria molestia en su voz, para volverse poco a poco envuelto por la preocupación y la angustia