𝐃𝐢𝐱. 𝐙𝐞𝐫𝐞𝐟 𝐃𝐫𝐚𝐠𝐧𝐞𝐞𝐥

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Estaban ahí

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Estaban ahí. Cara a cara. El viento soplaba ligeramente, haciendo volar el pelo rubio de la maga estelar mientras el mago oscuro, apoyado contra un tronco de árbol, no apartaba la vista de ella.

— Vete —aquel tono seco y carente de sentimientos lograba estremecerla, pero no se retiraría del lugar.

A su alrededor, todo estaba muerto. No había señales de vida y aquello solo lograba poner más nerviosa a la rubia.

El mago no podía, de todos modos, apartar su mirada carmesí de aquellos ojos chocolate.

Mientras Lucy luchaba contra su miedo y sus ganas de irse a toda velocidad, dio un paso adelante, crujiendo las hojas muertas debajo de sus pies.

Zeref levantó un poco la cabeza, mirando atentamente cada acción, cada paso, cada respiración. La rubia dio un segundo paso, más seguro, más ligero. Una potente ráfaga de viento sopló como una protesta, pero ninguno de ellos le tomó asunto.

El mago oscuro aparto la mirada de la maga celestial durante unos segundos, hipnotizado por sus pasos. Su dulce fragancia floral llego de pronto a sus fosas nasales.

— Te dije que te vayas —en su voz Lucy sintió una pequeña pizca de sentimientos indecisos. Tenía la vaga impresión de que no quería que se fuera, por el contrario, si se quedara sería lo mejor para ambos.

Contradiciendo lo dicho por el mago oscuro dio un paso hacia adelante, determinada. Un paso tras otro para cruzar la línea, o la hierba fresca y verde, a la sabana de color amarilla. Los árboles alrededor de ellos no eran majestosos y llenos de hojas, eran esquelético y despojados de cualquier vegetación. Incluso las rocas cerca de él parecían más dañadas que otras.

Lucy está luchando contra si misma para correr lejos de él, pero al mismo tiempo se quería acercar, así que empezó a acercarse un poco más rápido.

— ¡Fuera! —exclamó el pelinegro con el miedo impregnado en su rostro.

En este momento la rubia podría jurar ver sentimientos tan contrarios a los que todos describían de él.

Zeref sabía que se preocupaba por ella, por razones que eran completamente desconocidos para él. Quería tomarla en sus brazos y apretar contra él, poner sus labios en su piel suave, pero el hecho de que ya ha cruzado el límite le aseguraba una muerte segura. Algo le permitía que siguiera sin sufrir por su maldición, tal vez se trataba de un giro del destino o simplemente un golpe de suerte.

Lucy sentía como su fuerza desaparecería gradualmente. Su corazón aceleraba y desaceleraba, haciendo contribuciones punzantes, dándole una migraña. Sus músculos se contraían de acuerdo a su movimiento. Durante su funcionamiento, se dio cuenta de que quería correr tan rápido contra él, pero su cuerpo estaba parando.

— ¡Vas a morir si continúas! —sus gritos eran de alerta.

En ese momento Lucy notó los sentimientos de ansiedad, el estrés, el pánico y especialmente el miedo en el pelinegro. Pero incluso eso no hizo que se detuviera, empujando su cuerpo al extremo, ordenado a sus pulmones que se expandan al máximo, esforzando sus músculos cansados y doloridos empezó a caer.

En el momento justo que la rubia empezaba a caer, él la atrapo.

Le abrazo contra su cuerpo apoyando su rostro en su hombro. Zeref estaba llorando, grandes lágrimas corrían por sus mejillas.

— Nunca estarás solo —la chica cerró los ojos dejando escapar su vida.

Las lágrimas seguían rodando por las mejillas de Zeref, dio un ligero beso en los labios a aquella rubia que amo en tan poco tiempo, sin conocer siquiera su nombre.

La había hundido en su oscuridad.

La había hundido en su oscuridad

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2023 ⏰

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