Capítulo 10.

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Louis.

Pasaron días antes de que él y Harry pudieran salir del hospital.
Cuando finalmente lo hicieron, Liam y Niall los recibieron con comida y globos en la casa de Harry.

— ¡Eh, chicos, muchas gracias!— dijo él.

— No te preocupes, Louisito. Es un placer hacerte una fiesta.— respondió Liam, riéndose.— además, ¿qué clase de amigos seríamos si no los recibiéramos así?

— De verdad, gracias.— Harry dice mientras sonríe. Louis lo mira, y le contagia la sonrisa.

— BUENO A VER— grita Niall.— ¿qué les parece que ahora que ya comimos, nos ponemos a investigar un poco?— Liam, Louis y Harry se miraron y asintieron.— bien, y Liam, cuéntales lo que viste en el hospital.
Liam tragó con nerviosismo.
Lou se preguntaba qué le pasaba, ¿qué podría haber sido tan malo como para que se pusiera así?

— Vi a un hombre encapuchado que los miraba, y hablaba con alguien por una especie de handy, y esa persona le daba órdenes al encapuchado.

— ¿EL HANDY ERA MOTOROLA?— gritó Louis, exaltado.

— Eres un idiota. Sí, era motorola.— Liam rodó los ojos mientras Niall aguantaba la risa.— prosiguiendo con la historia, pude ver la cara del encapuchado y retratarla tan rápido como pude al llegar a mi casa.— el ojimiel saca de su mochila un cuaderno, lo abre y busca el dibujo.— acá está.— todos se quedan helados.

— Liam...— casi susurró Niall.

— ¿QUÉ, NIALL? ¿QUÉ PASA?— gritó, entre emocionado y asustado.

— ¿Por qué tiene flores y brillitos dibujados?— pregunta el rubio mientras se acaricia el mentón. Liam -algo rojo- explota y le da un golpe en la nuca, seguido de un sermón.

— ¡ESTO ES IMPORTANTE, MOROCHO ARREPENTIDO! ¡MÁS TE VALE QUE TE LO TOMES ENSERIO O TE ECHO A PATADAS EN EL CULO! ¿ESTAMOS?— Niall asintió al ver la ira del ojimiel cada vez más grande.
Mientras tanto, Louis se había quedado observando el dibujo. Estaba muy bien hecho, pero eso no fue lo que le llamó la atención. Louis sentía que conocía a ese chico, pero, ¿de dónde?

— Eu Liam, si dibujar chicos con flores y brillos te hace sentir vivo, entonces está bien.— dijo el ojiverde, sonriéndole con burla.

— Me gustaría volver a mandarte al hospital.— dijo Liam con el ceño más fruncido que Lou vio en su vida.

En el momento en el que Harry habló, Louis se acordó.
Se acordó del tipo del parque que lo escuchó cantar, que le habló sin conocerlo... era él. Era el chico del parque.

Harry.

Justo en mitad de la fiesta, el papá (mejor dicho nuevo padrastro) de Harry llegó y echó a todos sus amigos de la casa.

— ¡Hey! ¿Qué estás haciendo? ¡Tú no eres quién para echar a mis amigos de mi casa!— gritó Harry. Como era de esperarse, su padrastro le dio un buen golpe en la cara que lo tiró al suelo.

— No me desafíes, porque la próxima vez no te levantas del piso.— dicho esto, el idiota se fue al refrigerador a tomar unas cervezas y luego bebérselas.

Mientras, Hazz se levantaba del piso y escupía algo de sangre. Se estaba acostumbrando.

Todavía no podía creer que en tan poco tiempo, tanto hubiera pasado.

Su padre, separándose de su madre, y dejándola con una enorme casa que ella sola apenas podía pagar -luz, agua, gas- debido a que perdió su trabajo. Su hermana, mudándose. Su mamá, con un abusivo, un femicida, un imbécil, un arrogante, un inútil. Y él, el pobre chico de rizos, enfrentando toda esa situación que le habían impuesto sus padres y también enfrentando la situación de los sueños y toda esa locura. Ya no podía más. ¿Por qué tenía que ser él? de entre todas las personas, ¿por qué?

Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Harry, alertando a su padrastro.

— Aw, ¿el bebé está llorando?— se burló riéndose.— ¿está triste porque su vida es una mierda?— ahí fue cuando Harry no lo soportó más.

— ¡Cierra el pico, maldito ignorante! si mi vida es una mierda, entonces tú no tienes vida directamente. Eres tan basura que ni siquiera un niño "patético" como yo te tiene algo de respeto.— gritó el ojiverde con su gruesa voz.— trata de ponerme un dedo encima una vez más —lo mira desafiante, furioso y decidido.— y te juro que te mato.—

Harry agarra su saco, se lo pone y abre la puerta. Antes de irse, mira al novio de su madre.

— Cuando vuelva no te quiero ver. Ya sabes lo que tienes que hacer.—  Harry cerró la puerta fuerte, liberando todo el enojo, la rabia y la impotencia.

Harry sonrío para sí mismo. ¡Le había hecho frente al inútil! estaba tan feliz, pero tan feliz, que necesitaba contárselo a alguien.

— Hola, ¿Lou?— dijo al celular.— ¿podemos vernos en la cafetería de la otra vez?

-...-

— Hazz.— dijo el ojiazul, sonriente.

— Lou.— dijo Hazz de la misma manera.

— ¡Harry! — exclamó Louis asustado.— ¿qué le pasó a tu brazo?— Harry lo miró sin entender, hasta que miró su brazo. Estaba sangrando. Se había abierto la sutura del accidente que tuvo con Louis, con todo el lío que tuvo con su padrastro.— mierda, vayamos al hospital.

— ¡No, no!— gritó Harry. No quería irse, quería estar con Louis.— me quiero quedar aquí contigo.— Lou se puso rojo, y Hazz, al darse cuenta de lo que dijo, también.— no-no lo malpienses.— tartamudeó. Louis sonrío.

— No, está bien. Pero puedes estar conmigo en el hospital. vamos, por favor.— Hazz no entendía por qué insistía tanto, pero al final terminó aceptando.

-...-

— Tuviste suerte.— le dijo Louis al salir del hospital.

— jaja, muy gracioso.— respondió Harry.

— Me alegro de que me hayas llamado.— dijo Louis mirando al cielo, ya con estrellas.
Harry lo miró con dulzura.

— Yo me alegro de haberte llamado.— respondió. Louis lo miró con sorpresa.

— Esa no me la esperaba, equisde.— Harry rió y Louis lo acompañó. En un momento, se miraron los dos.

— ¡No, John, no! ¡no me dejes! ¡me haces daño!— Louis había comenzado a gritar de repente.

— ¡Louis! ¡¿qué te pasa?!

— Harry— Lou lo mira con una expresión de terror.— yo la maté.

𝐫𝐞𝐞𝐧𝐜𝐚𝐫𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧  ☆ larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora