✿Castiel #1

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Castiel
~Pre-adolescencia

Estaba caminando por el parque junto a mi nueva mascota Demonio. Es un beauceron que apenas tenía unos 7 meses de nacido en ese momento. Lo había tomado en brazos y escapado de la casa de Roshermi, esa niña quería obligar a mi perro a usar un vestido y teñir su pelaje marrón a gris cosa que por nada del mundo iba a permitir. Llegué al parque y dejé a Demonio en el suelo quien inmediatamente empezó a correr de un lado a otro persiguiendo una mariposa.

—¡Oye detente Demonio!— grité cayendo a su persecución. Le había puesto ese nombre con la intención que quien lo oyera tuviese miedo de mí en cambio cuando le decía ''ataca'' saltaba a la persona y empezaba a jalar los cordones de sus zapatos. Pensaba que debía entrenarlo mejor.

Demonio siguió corriendo tras la mariposa pasando entre las piernas de las personas que caminaban provocando que algunos tropiecen. Las esquivé para ver cómo el perro se estrellaba contras las larguiruchas piernas de un chico que estaba sentado en la grama cerca del lago escribiendo en un cuaderno. El chico dejo lo que estaba haciendo a un lado y se fijó en la pequeña criatura que había chocado a sus pies. Demonio como un terrible Demonio subió al regazo de su presa apoyando sus patas delanteras en el pecho del muchacho para luego proceder a lamer su cara. Ese perro necesitaba lesiones urgentes de cómo ser un asesino. Terminé suspirando y caminando hasta ellos.

—Que lindo cachorro— dijo el chico mientras le acariciaba la cabeza a Demonio.

—No se supone que sea lindo— mascullé parándome al frente del él. El chico levantó la mirada solo para darme cuenta de que tenía los ojos bicolores, sin mencionar su extraño cabello blanco que parecía plata bajo el sol.

—Aún así lo es— me sonrió levantando a Demonio hacia mi. Lo tomé en brazos y el chico volvió a tomar su cuaderno para escribir, y el ambiente quedando en silencio.

—¿Qué haces?— le pregunté acostándome a su lado.

—Escribo una canción aunque no me está quedando muy bien— respondió encogiéndose de hombros y con una mano echándose un mechón que le caía en la cara hacia atrás. Y se volvió a producir silencio, se notaba que el chico no era alguien con muchos amigos y tampoco hablador. Se centraba más en lo que escribía que en el disco que iba directo a su cara. De un salto me paré y lo detuve con una mano gritándole a los chicos que estaban jugando con el que tuvieran más cuidado y se lo lancé devuelta.

—Oye deberías estar más atento a tu entorno rarito— le reclamé sentándome con los brazos cruzados.

—¿De qué hablas? ¿Pasó algo?— preguntó levantando la mirada para luego mirar a todas partes y yo no pude evitar pegarme en la frente—. ¿Hice algo que le haya molestado?— volvió a preguntar mostrándose apenado.

—No nada olvido— dije haciéndole cosquillas a Demonio en la panza.

—Perdóneme, es que soy algo distraído y además no hablo mucho. Me mudé junto con mi hermano hace un par de días por lo que no conozco a nadie aunque tampoco en mi hogar tenía amigos— confesó cerrando su cuaderno para acostarse en la grama. Lo que había dicho no era excusa de que fuese distraído pero podía entender que se sintiese algo solo, yo tampoco tenía amigos si no contábamos a la niña que me sigue a todas partes y me pregunté: ¿dónde estaría ella?

—¡Castiel! ¿Dónde te metiste?— gritaron y quise que me tragase la tierra por haber pensado en ella—. ¡Castiel, no te escondas de mi!

—Mierda— susurré pasando un brazo sobre mis ojos para que no me molestase el sol echando mi cabeza hacia atrás. Sentí que el chico se sentó y tomaba a Demonio ya que este se había escapado de mi agarre.

—¡Te encontré!— antes que que pudiera decirle algo sentí cómo caía encima de mi dándole un vuelco a mi corazón—. ¡Perdón soy algo torpe!— se disculpó para luego pararse de un salto haciendo que su algo pelo negro se levantase y le cayera en su pálida cara.

—Ni que lo digas— sentencié a lo que ella respondió pegándome una patada en el costado derecho.

—Idiota— dijo antes de fijarse en el chico a mi lado, antes de que sus ojos brillasen—. ¡Waow! ¿Quién es tu amigo? Parece sacado de un anime y todo— me resigné a encogerme de hombros, ni siquiera le había preguntado su nombre. La chica abrió sus ojos grises de par en par sus ojos para luego hablar con el chico—. Perdona a mi amigo, a veces puede ser un tanto antisocial pero no es mala persona. Él es Castiel y yo soy Roshermi. Un gusto conocerte— se presentó dándole la mano al chico.

—Mi nombre es Lysandro y el gusto es todo mío— dijo el albino besándole la mano a Roshermi quien se desmayó tras sentir los labios del chico—. ¿Qué...que pasó?— tartamudeó Lysandro poniéndose de pie para ver a la chica tumbada en el suelo.

—No te preocupes. Solo está soñando— le expliqué para tranquilizarlo.

—Que alivio— dejó salir el aire que estaba conteniendo para luego empezar a jugar con un mechón—. ¿En realidad somos amigos? No es algo a lo que estoy acostumbrado.

Tardé un momento antes de responderle. Acababa de conocerlo, no podíamos ser ya amigos pero algo en mi supuso que seriamos buenos compañeros, que estaríamos juntos los tres pase lo que pase. Un grupo de solitarios que encontraron alguien con quien no es incomodo hablar o tan solo estar en silencio. Una persona con la cual podrían compartir sin ser juzgados. Con la que podríamos compartir sin sentirnos alejados. Ese día había conocido a alguien, ese día había encontrado a un amigo nuevo.

—Claro, desde hoy somos amigos.

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