Capítulo 15

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Esa noche salimos a celebrar a una pizzería y ordenamos dos pizzas de las gigantes. Solo llegué a comer unas tres por tres razones: la primera yo no como tanto; la segunda, Castiel me obligó a ver si crezco unos centímetros más y la tercera y más importante de todas, fueron las únicas que pude alcanzar porque cuando me di cuenta, ya no habían más. Y para ser honesta, Roshermi sola se comió unos 8 pedazos.

Luego de comer fuimos a recorrer las calles del primer día de diciembre. Ese país es tropical por lo que las calles no estaban cubiertas de nieve como en el mío. Allá en ese momento debería de estar empezando las nevadas. Tenía calor, me quité la chaqueta que llevaba y se la lancé a Castiel en la cara para salir corriendo y tratar de alcanzar a Xander quién andaba muy distraído mirando el cielo oscuro sin estrella alguna. Los otros nos alcanzaron y en el transcurso de un segundo ya me encontraba mirando el suelo colgando desde el hombro del pelirrojo.

—Vas a hacer que vomite— le reproché.

—Procura no ensuciar mi chaqueta— respondió.

Llegamos a un parque y fuimos a terminar frente a un lago donde la luna se reflejaba dándole un color amarillo grisáceo. Hace un rato habíamos dejado andar a la pareja de gamer por su cuenta desde que dijeron que se irían juntos a buscar pokemones. Kentin les pidió que tuvieran cuidado, ya que podría aparecer el equipo Rocket y llevarse sus pokebolas con todo y celular. Castiel se había sentado en un banco y yo le imité. Los chicos que quedaban con nosotros se veían algo incómodos, tenían que estar todo el tiempo rodeados de parejitas. Iba a pararme para ir a relajar un rato con ellos pero Castiel leyó mis intenciones.

—Ellos estarán bien— me dijo recostando su cabeza de mis piernas.

Eché otra mirada y vi a Xander quitándose su camina, luego los zapatos y saltando al lago. Lysandro se apresuró— sin poner pie adentro— a sacarlo pero el cada vez si iba más lejos nadando, en cambio Kentin solo se quedaba viendo divertido la escena. Ese chico está completamente loco.

Sentí una mano en mi mejilla y bajé la cabeza para mirarlo. Sin darme tiempo de pensar me besó. Él era impredecible para mí: cuando creía que iba a besarme venía y me pellizcaba la mejilla o la nariz mientras cuando andaba en las nubes venía y me besaba como si quisiera que en cada segundo solo lo tuviera a él en mis pensamientos. Castiel se levantó y me ofreció su mano. Yo la tomé y me hizo pararme para ir a caminar. Debían de ser como las 11 de la noche y al día siguiente teníamos clases pero no nos importaba, habíamos conseguido un lugar en uno de los shows más esperados tanto en el actual como en el siguiente. Además estaba junto a la primera y única persona de la que me había enamorado, y tenía nuevos amigo a quienes adoraba, no quería nada más.

...

Los días pasaron sin darnos cuenta mientras ensayábamos. Esa vez teníamos la canción perfecta, decidida por todos y que no sería tocada por nadie más que nosotros. Seríamos  el grupo que le daría final a la noche, con el papel más difícil de todos: conquistar al público después de haber visto tan increíbles presentaciones y eso no era una tarea nada fácil.

Era 24 de diciembre por la mañana, Castiel y yo nos encontrábamos viendo la última película de los x-men Apocalipsis por la simple razón de que no nos gustan las películas de Navidad. Le relajaba diciendo que Charles— el profesor x— es más elegante que el pero Castiel solo me ignoraba mirando la pantalla o lanzándole una pelota a Demonio por toda la casa. Todos nuestros amigos se encontraban con sus padres por víspera de Navidad excepto nosotros porque mis padres estaban en casa y los de Castiel no teníamos ni idea.

El timbre sonó cuando terminaron de pasar los créditos. Castiel me fulminó con la mirada y yo lo imité solo para perder la batalla y terminar levantándome del sofá. Caminé a la entrada y quité el pestillo para encontrarme con una pareja. Había un hombre de pelo negro, ojos oscuros, piel blanca, con alrededor de 40 años, postura firme y pacífica; a su lado había una mujer esbelta, bronceada de pelo rojizo, ojos marrones con mirada decisiva dándome a entender que es ella quién lleva el control de la relación.

Rock your heart CDM #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora