22- El Sol.

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Llegamos a la casa en donde dejamos nuestras cosas, según la teoría de Anthony, era la casa de una pareja de jubilados que seguramente están de vacaciones o fueron a ver a sus hijos. Cambie el vestido y lo puse en la cama con delicadeza, me puse los jeans negros y la gabardina gris, deje mi cabello en una trenza. Alguien golpeo la puerta, abrí y me sorprendí al ver a Zem.

— ¿Puedo pasar?

— Sí, claro.

Guardamos silencio, me senté en la cama junto al vestido, él se recargo en la pared jugueteando con una flor de papel que descansaba en el librero.

— Escucha, lo que paso hace un rato, cuando me deje llevar...

— Ya se me ese cuento Zem, leo novelas, ¿lo recuerdas? Estas por decir algo como "fue un error y no puede permitirse" después darás una tonta explicación y resultaras la víctima. —Sus ojos tenían un aspecto turbulento.

— No fue un error — su voz sonó un poco agresiva—. Me deje llevar por mis sentimientos, es cierto. Pero eso no quiere decir que fuera un error.

— ¿Entonces?

— No pido que comprendas mi posición. Ten por seguro que deseaba que eso pasara y que fui feliz por ello. Es solo que... aún no sabemos qué destino tenemos, no quiero complicar tú situación. Efectivamente no puede repetirse, Anthony prometió no decir nada.

— Ah...

— Sussan, si mi padre se entera de lo que ocurrió, reaccionaria de una forma espantosa. Seguramente sabes, ya debes saber, que el corazón de mi padre fue destruido, que su alma es inestable. No es malo, pero... puede ser...

— ¿Peligroso?

— Sí. —Cerró los ojos con frustración.

— Bien.

— ¿Me perdonarás? Aun cuando sé que no lo merezco.

— ¿El qué?

— Ponerte en una situación tan difícil.

— No tengo nada que perdonar, pero si te hace sentir mejor, si Zem, te perdono.

— Gracias.

— Ahora sobre el vestido...

— Anthony me dio una gran idea, difícilmente lo podrás usar de nuevo en Dromen

Doblo delicadamente el vestido, subió las mangas de su chamarra color vino, cerró los ojos, sus manos brillaron, dibujo formas extrañas que resplandecían y comenzaban a cubrir el vestido.

La luz cubrió el vestido, se encogió y floto a la mano de Zem que lo cubrió con su otra mano, el sonido de un cascabel apago la luz.

— Así podrás tenerlo por mucho tiempo.

Extendió una rosa, estaba formada por los pétalos que tenía el vestido, gris y negra brillante, era un dije, la cadena era plateada como si el tul del vestido se hubiese compactado.

— Es hermoso.

— Un poco de magia avanzada hace maravillas.

— Gracias. —Lo coloco en mi cuello, la rosa era simplemente perfecta.

— Ahora, bajemos, Anthony se pondrá de mal humor si tardamos mucho.

Los chicos arreglaron todo para que no se notara que alguien invadió la casa, comenzaron a dibujar los símbolos.

— Gracias por esto chicos, de verdad.

Regresamos a Dromen, nadie había notado nuestra ausencia.

3-La historia que no fue contadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora