XXIV

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-Sam, Sam, tenemos que irnos-murmuro tocándole un hombro. No se mueve ni un centímetro. Esta muy ocupada llorando sobre su fallecido novio. A su lado, Bekah está en shock mirando a su hermano mellizo mientras Colin le susurra palabras de ánimo supongo.

Yo tampoco estoy tan distinta. Acabo de ver a mi mejor amigo morirse frente a mis ojos, y tengo un nudo en la garganta. Pero tampoco quiero ponernos a todos en peligro. Tenemos que salir ahora de aqui.

-Colin, tenemos que irnos...-le digo limpiando una lágrima que se escapaba por mi ojo derecho. Él asiente, deja a Bekah y se levanta. Suavemente, toma el cuerpo inerte de Michael y lo sostiene es sus brazos.

-Todos agarrense de Colin-dice James con la voz rota.

Todos le hacemos caso en silencio. De repente aparecemos en la cocina de mi casa, como habíamos acordado antes de partir en aquella nefasta aventura. Mi padre sigue ahí, pero no está solo. Mi hermano Matt lo acompaña comiendo sus galletas favoritas.

-¿Porque duerme Michael?-pregunta con su voz chillona- ¿Puedo jugar con él?

Nadie responde pero noto como Sam y Bekah ocultan sus lágrimas del pequeño. Yo me armo de valor y le sonrio.

-¿Porque no vas a mi habitación un rato Matty?

-Ok-dice y sale de la cocina alegremente.

-Chicos- dice horrorizado mi padre- ¿Que ha pasado?

-Tú padre-respondo- Eso es lo que pasó. Sus hombres le dispararon a Michael...

-Le dije que estaba llevando esto demasiado lejos.-murmura para sí.- Dejen a Michael en la mesa. Vayan a la sala y descansen un rato chicos. Tú no Maddie.-agrega cuando ve que me dispongo a salir.

-¿Qué?-le suelto cuando mis amigos salen.Él me mira triste, yo solo me limito a evitar pensar que mi mejor amigo yace muerto en la mesa de mi cocina.

-Sabes hay una razon por la que hace lo que hace. Tu abuelo, me refiero.

-¿Algo que justifique esto?-pregunto apuntando a mi amigo; hablándole con rabia y tristeza.

-Nada justifica esto-clarifica mi padre.- Pero si quieres saber, es porque tu abuelo no pudo controlar sus poderes y mató a su querida esposa, mi madre, Mary. Él tenía tu mismo poder Maddie.

Esto me toma de sorpresa.

-¿Como sabes que tengo poderes?-pregunto descolocada. No había forma de que lo supiera. Digo, lo he ocultado bien. Y solo mis amigos lo saben.

-Lo suponía. Desde pequeña que lanzabas pequeños destellos. Cuando estabas emocionada, cuando tocabas guitarra. Pero por supuesto nadie se daba cuenta, solo yo te observaba así.

-Bueno no me sirvió de nada a la hora de salvar a mis amigos-digo con los ojos anegados de lágrimas. Mi padre se levanta y, vacilante, se inclina para abrazarme. Sin pensarlo, me lanzo en sus cálidos brazos como solía hacerlo cuando niña, y lloro contra su pecho.

-Está bien Maddie-me susurra acariciandome el pelo.-Eres muy valiente mi pequeña...

Sus palabras me tranquilizan un poco. Cuando me siento con la fuerza suficiente para volver con mis amigos, lanzo una última mirada a Michael, casi con su última sonrisa grabada en su rostro, y salgo de la cocina.

En la sala están repartidos mis amigos: James en un sillón para uno con los codos en las rodillas y las manos tapándo su cara. Bekah y Colin, juntos en el otro sillón. Bekah parece más calmada pero parece ida, como si estuviera en otro lugar. Sam se sienta sola y jugetea con un objeto que no alcanzo a ver. Nick por otro lado, está parado en una esquina, evidentemente fuera de lugar en aquella triste escena.

POWERLESS©Where stories live. Discover now