»Capítulo 8«

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Después de que Aria me explicara su plan, fuimos por Lilly. Era la primera.

La encontramos bailando en la barra, rodeada de muchos chicos, entre ellos Juan.

-¡Lilly, un unicornio está comiendo nutella allá afuera!- gritó Aria empezando con el plan.

-¡¿Qué?!, ¿en serio?

-¡Si!, y es rosa- dije lo primero que se me vino a la mente.

-Ah, no me gusta el rosa- dijo y siguió bailando.

-¡Idiota!- a mi lado, Aria me soltó un manazo.- No Lilly, no es rosa, es morado, Ethan vió mal.

-¡Yo lo quiero!- gritó y salió corriendo hacia la puerta de entrada.

-¿Dónde está?- preguntó una vez afuera.

-¡Ahí, en la camioneta!- dije señalando.

-¡Oh si bebes, tendré un unicornio!- y dando brinquitos, entró a la camioneta.

En cuanto entró, le cerramos la puerta, impidiendo que saliera.

-¡Ey, aquí no hay nada!, ¿por qué le cierran? ¡Dejenme salir!- decía intentando abrir la puerta.

Soltamos una risita, y Aria y yo chocamos cinco. Una de tres.

Siguiente víctima: Litsa.

Divisamos a Litsa cerca de la piscina, en cuanto nos vió, vino corriendo en nuestra dirección, y tomó el brazo de Aria.

-Aria, ¿recuerdas el día que dijimos que íbamos a morir ahogadas e íbamos a cuidar a las chicas desde el cielo?- No esperó respuesta de Aria y siguió.- Bueno, pues a llegado el día.

Los ojos de Aria se abrieron como platos, mientras Litsa la arrastraba hacia la piscina.

-¡Litsa!, ¿qué estas haciendo?, ¡espera, no!- no hizo caso y siguió llevándola a la piscina.

Que divertido, tendré que emborracharlas más seguido.

-¡Litsa, espera, no podemos morir hoy! Hoy...¡Llegó tu carta de Hogwarts!, si, ¡Eso!- Litsa frenó de golpe.

-¡¿Qué?!

-¡S-si!, la profesora...- volteo a verme como para que le ayudara.

-McGonagall- dije en un susurro.

-¡Ella! McGonagall te está esperando en la camioneta.

-¡Por fin iré a Hogwarts!- salió corriendo hacia la camioneta con Aria y conmigo detrás.

Abrimos la puerta para que entrara y no lo dudó dos veces y entró. Rápidamente cerramos la puerta.

-¡Ey, aquí no está nadie más que la estúpida de Lilly!

-¡Callate, yo vine por mi unicornio morado!

-¡JA! Esas cosas no existen, ¡Idiota!- Litsa no paraba de reír. Si supiera que las dos están idiotas.

Escuchando como peleaban, Aria y yo nos dirigimos en busca de Ann, dejando a las otras dos encerradas en la camioneta. Dos de tres.

Ann se encontraba en una esquina tambaleandose, le costaba sostenerse de pie.

-Ann vamonos.

-¡No, esperen!, esta tipa... ¡esta tipa va a ver! Se está metiendo con la persona equivocada.

-¿De qué estas hablando?- pregunté.

-¡Pues ella!- dijo señalando enfrente.- ¿Qué se cree esta estúpida que me está arremedando?

6 Es Número De ProblemasOnde histórias criam vida. Descubra agora