30.

113 9 0
                                    

Salí con mi pijama puesta y quise buscar a Dani por la casa, nada más verlo se me agita el corazón. Abro sus piernas y me siento en su regazo tapándonos con una manta.

—Me encanta como hueles. -siento su nariz en mi cabello. —Bien ahora si que no te salvas de mi nena. -roza mi cuello con sus dedos causando estremecerme.

—¿Qué quieres saber nene? -imito divertida la última palabra y me siento enfrente de él.

—No ha sido la primera vez que te mareas, te he visto diferente últimamente.. ¿Sabes en lo que imagino?

Tapo su boca antes que termine la oración.

—Por favor no digas eso. -niego con la cabeza varias veces. —No lo digas.

—Me encantaría muchísimo saber que sí lo estás, me harías el hombre más feliz del mundo preciosa. —besa mi frente. —Hazte una prueba y así nos quitaremos de dudas los dos.

Lo miro con miedo a la cara.

—Cielo, sabes que siempre voy a cuidar de ti pase lo que pase. No tengas miedo.

—No sé realmente si es miedo u otra cosa. -muerdo mis labios.

Nos quedamos un rato más hablando hasta que el sueño nos llevó a la cama después.

Al día siguiente desperté con ganas de salir a pasear, era temprano así que sin despertar mucho a Dani me cambié rápido de ropa, me hice una trenza al final y me fui. No sabía exactamente a dónde iba pero tampoco quería perderme, pare un poco y me senté en una banca. Saqué mi teléfono y repase mis contactos, al ver el nombre "casa" pulse en llamar, pero nadie contestó.

Miré el reloj, las 9 de la mañana pasaban. Me levanté y me fui corriendo a casa.

—¡No lo puedo creer, Daniel! -le grito al verlo aún enredado entre las cobijas. Sólo escucho que gruñe. Ruedo los ojos y salto a la cama divertida. —¡Levántate que no quiero flojos aquí! -le quito las cobijas de encima.

—¿Qué hora es? -habla aún con los ojos cerrados.

—Pasadas las nueve y por si no te enteras alguien tiene muchísima hambre para seguir hablando así que me voy y más vale que te vayas levantando. -digo yendo hacia la puerta.

—¡Prepara algo rico!

—¡Ponte algo decente primero guapo! -grito ya cuándo estoy abajo.

Entré a la cocina a preparar algo para los dos. Cuándo me estaba preparando una taza con café Dani llega rodeando mi cintura y besa mi hombro.

—¿Cómo amaneciste, mejor?

—Genial. -dije sonriendo mientras seguía preparando mi café con leche. —¿Y tú?

—Bien, por cierto ya te hiciste la...

—¡Shh! Iré más tarde, ahora sólo quiero almorzar y esperar una llamada.

Sin más protestas almorzamos tranquilos, pero a medida que avanzaban los minutos comenzaba a sentirme nerviosa por el simple hecho de que podría decir aquella prueba cuándo la realice.

Más tarde

—¿Hola? -contesto por teléfono.

—¿Ya no me reconoces?

—¡¿Nayeli eres tú?!

Hacía mucho que no escuchaba su voz.

—¡Si Sofi!

—Voy a llorar.

Y es cierto ya estaba llorando hace cuánto no deseaba hablarles, saber de ellos. Mi familia.

Quédate conmigo, siempre [Dani Auryn] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora