23.

124 8 6
                                    

La noche nos cae enseguida y no puedo irme hasta subirme a la torre y sé con quien lo voy a hacer, el grupo que éramos poco a poco iba aminorando.

—¡Álvaro! -le grito cuándo ya estamos caminando para ir en busca de otro juego.

Álvaro se gira en seco y le señalo la torre, el se hecha a reír y cuándo termina asiente.

—¿Estás de coña? Tú, subiéndote a este tipo de juegos. -dice cuándo ya estamos subiendo.

Haciendo la fila para subir se nos une al grupo Daniel y David, los demás se esparcen buscando dónde más subirse.

—No quería perder la oportunidad y todos son unos verdaderos locos, así que pensé que por lo menos ustedes se subirían conmigo.

—¿Porqué locos según tú? -dice David que está a mi otro lado.

—No les asusta nada. -les contesto.

Platicando se nos fue el tiempo hasta llegar ser los primeros, escogimos nuestros asientos y nos abrocharon bien para poder subir poco a poco. Me ponía nerviosa este tipo de juegos. Me encanta como se ve Madrid de noche.

Oh dios, la torre está empezando a sonar.

—Ya vamos a bajar. -dice Álvaro, provocándome más nervios encontrados.

—Los quiero mucho. -digo y David se ríe, ahogo una risa pero grito en cuánto siento una presión.

Grito todo lo que puede mi garganta, sintiendo un vacío en mi estómago y como todo se mueve muy rápido. La primera vez que me subo y no sé si lo haga de nuevo, sigo temblando de miedo, pero ha sido increíble la experiencia. No cabe duda.

Bajamos completamente del juego y desabrocho mi cinturón, mi pies vuelven a tocar el suelo. Respiro profundo y veo a mis amigos como sonríen.

—Digo cagada de miedo. -me apoyo al hombro de Álvaro, en cambio el me abraza por la cintura. —Dejen de verme así caras feas.

Por suerte sólo somos seis, los demás se fueron antes y puedo ser yo misma. Soportar la presencia de Karla no me estaba sentando bien, hizo un numerito sólo por subirse a los carritos chocones con Dani.

¿Celosa hija mía? Nada de eso.

—Blas debiste de subirte, las luces, la ciudad se veía increíble desde lo alto. -hablo eufórica.

—Me gusta verte así, pero yo no puedo más, solo quiero irme ya a mi casa. -me abraza por la cintura.

Vamos caminando por la calle, la diversión se ha acabado y es hora de volver. El resto está atrás hablando de dónde podrían irse de viaje. Blas y yo vamos más adelante y escuchamos de fondo una canción que nos puede y mucho.

—Tu sensualidad me atrapa y no se si aguante... -canto.

—Un minuto más, un beso robarte.

—Ven acompañame, dónde nadie nos pueda ver.

Me río y me sigue la risa Blas. Entrelazo mis dedos a los suyos y seguimos caminando, cualquiera que nos viese pensaría que somos pareja.

—Enbriágame en tus labios, ay ay ay hazlo despacio arropame en tus brazos hoy. -me abraza por detrás y besa mi cuello.

(•••)

—Me la he pasado muy bien.

—Yo también. -me contesta Dani con una sonrisa tímida.

Todos se fueron a sus casas y yo esta vez me he quedado con Dani, en su casa. Blas me hizo irme al coche de Dani y no al suyo. ¿Que pretende este loco? Tampoco puedo creer que haya estado al lado de Daniel en el parque, cuándo había decidido estar al lado de Blas toda la tarde, al contrario Blas estaba contento de que pasase el resto del día con él.

Quédate conmigo, siempre [Dani Auryn] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora