—No sé a qué te refieres.

—¿Ya no me quieres?

No me mira a los ojos. —Es mucho más complicado que eso, Oliver.

—Explícame entonces.

—Creo que... —La escucho suspirar— necesito un nuevo comienzo.

Mi corazón se desagarra lentamente. 

—¿Y no me incluyes a mí en tus planes? 

¿Qué hice mal?  

—Eres demasiado bueno para eso —dice, pero sigue sin mirarme cuando habla. 

—Haz el favor de si quiera mirarme, Andrea —suplico, doliéndome. 

Entonces lo hace. —Quiero que terminemos —pide, terminando de matarme.


...


Querido diario, 

Karla tenía razón. Joseline advirtió a Oliver que Sebastián estaría a las cinco de la tarde en mi casa, por lo que fue astuto de nuestra parte adelantar mi cita con él dos horas antes.  

Hoy terminé con Oliver. Cuando se fue corrí a mi habitación para encerrarme. 

No puedo parar de llorar.

Andrea. 

...

Terminó conmigo. 

Y su única justificación fue que necesita tiempo y espacio. Ni siquiera quiero hablar de eso. Me siento un completo estúpido.


Me tomé la tarde para reflexionar en cómo era mi vida antes de conocer a Andrea, o dicho de otra manera: antes de decidir que Andrea Evich sería importante para mí. Había tres cosas en mi lista de prioridades.

1. Papá.

2. Papá.

3. Papá. 

Iba a la Prepa no queriendo ir y el resto de mi vida, si es que se le podía llamar vida, lo vivía como si mi meta fuera esperar el día para por fin morirme. Andrea cambió eso. 

¿Qué hice mal? ¿Qué hice para que ahora ella quiera terminarme? No puedo dejar de preguntarme eso. Y es que tampoco sé cómo empezar desde cero. Yo, Oliver Odom, no había empezado nada antes de conocer a Andrea. 

—Oliver, te buscan —toca a mi puerta mamá y me sorprende. 

¿Qué rayos? —¿Quién? 

Añado que es un poco extraño tener a mamá en casa. 

—Una chica. 

¿Andrea? Lo dudo. Porque si fuera ella mamá hubiera dicho "Oliver, te busca Andrea". 
Salgo de mi habitación acomodando el cuello de mi camisa y camino hasta la sala. 

Ahí me está esperando Beca. 

—Murió —dice, sin preámbulos. 

—No puede ser —digo, sintiendo un golpe en mi pecho. No lo quiero creer. 

¿Por qué todos están muriendo? 

—Ella te amaba, Oliver —solloza Beca. 

Me dejo caer en el sofá frente a ella y coloco mi cabeza entre mis manos. Hablando de no saber quién era antes de conocer Andrea, mi única compañía antes de ella, además de Byron, era la señora Pratt. 

—Lo siento tanto, Beca. Yo... 

—Intenté llamarte hace un rato —dice—, pero no entró la llamada y no tengo el número de tu casa. 

Es que apagué mi teléfono para no tener que hablar con nadie. 

Los cambios en mi vida empezaron con una decisión que tomó la señora Pratt para la clase de Español y nunca pude agradecerle o reclamarle. Ya no sé qué.

—Beca...

—No tienes que decir nada, Oliver —dice ella, con actitud distante. Nuestra relación es mala desde que el huracán Evich pasó por territorio Odom—. Sé de buena fuente lo manipuladora que puede ser Andrea y... 

No puede ser. 

—No voy a hablar de ella contigo —la interrumpo, recordando por qué apagué mi teléfono. No dejaban de entrarme mensajes señalando que Andrea volvió con Sebastián.

—Te repito que mis amigas nunca la han acosado.

No me consta. 

Miro un punto lejano antes de contestar. —Sabes, ya no me importa —decido—. Me siento cansado, frustrado... Lo único que quiero es ya no pensar en nada.

—Lamento mucho lo que te ha pasado estás últimas semanas.

—Yo sólo quería hacer bien el trabajo de Español —río, sin ganas. 

¿Qué falta? ¿Qué un terremoto destruya mi casa? ¿Qué Byron me diga que se va a casar? ¿Qué anuncien que ya no habrán más películas de la Guerra de las galaxias? 

—Te pido que aceptes una disculpa de mi parte —le digo a Beca—. Quizá últimamente me he portado como un patán contigo, pero...

—Está bien, Oliver —dice, interrumpiendo—. Sé que eres un buen chico.

¿Lo soy?    

Cuando Beca se va me encierro otra vez en mi habitación para pensar en Andrea, mi Andrea, no la chica indiferente que me mandó al carajo. Miro películas tristes y veo lluvia caer por mi ventana. Vamos, sólo me falta un maldito cuenco de helado y una pijama rosada de ositos de colores para verme aún más patético. 

¿Por qué el amor tiene que doler tanto y en mi caso llevar el nombre de Andrea?


-------------------------------

¿Voluntarias para consolar a Oliver? :)

Capítulo dedicado a  @Sofi-pereyra. Gracias por tu cariño :')

No olviden que estamos a NADA del gran final de La mala reputación de Andrea Evich. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La mala reputación de Andrea Evich ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora