John, Denise y Maura voltearon, casi en cámara lenta, hacia los chicos, con una expresión particular e intraducible en sus rostros. Nick y Jane hacían un esfuerzo inhumano por reprimir las carcajadas, mientras Niall miraba hacia otro lado, apesar de que todos supieran - o, al menos sospecharan - que el autor de semejante frase era él. 

Desde su lugar no se oían más que murmuros de lo que sus padres decían, a excepción de la voz de Joey, que entonces, exclamó, orgullosísimo: —¡No, fue idea de Niall!

La bomba explotó, llevándose consigo a Nick y Jane. Ya no podían más y se cogían el estómago con ambas manos, como si con eso pudiesen evitar el dolor abdominal que la risa les proporcionaba. Lo miraban y volvían a reírse. Niall, por su parte, miraba a Joe atónito. Acababa de ser delatado.

—Pues dile a Niall —Dijo Maura, lo suficientemente fuerte como para dejarse oír por él —que aquí no hay ningún viejito y que como siga enseñándote esas cosas, habrá un jovencito menos aquí. 

Joey corrió y se paró frente a él. Le hizo una seña para que bajara hasta su altura. 

—Ya lo sé, Joey —Se quejó, tentado de la risa. 

Terminaron por adoptar su idea de todos modos y se repartieron, adultos en el auto de John y adolescentes en de Niall. De ese modo sonaba mucho mejor. 

 Nick se fue sentada en el copiloto. El camino fue largo; una hora y media jamás había parecido ser tan extensa. Sobretodo si te pasas todo el camino pensando y sobreanalizando sólo dos palabras. O, más bien, una palabra junto a tu nombre. 

Sólo Nick. 

¿Qué diablos había querido decir con eso? 

¿Sólo Nick, la que no importa? ¿Sólo Nick, que vino a molestarme? 

De todas las conclusiones que podía sacar a partir de eso, sólo una era cien por ciento convincente: Dos palabras podían bajar su autoestima en al menos tres niveles. 

Sólo Nick. Sólo jodidamente Nick. 

—¿En que estás pensando? —Consultó Niall por sobre el chicharreo de la radio, que hacía un rato había perdido la señal tras introducirse en la carretera. 

—Nada. 

Se asomó por el costado de su asiento hacia atrás y se encontró con la adorable escena de Joey y Jane durmiendo, uno sobre el otro y muy, muy acurrucados. Se veían muy cómodos. 

Entonces se preguntaba cómo afectaría en sus vidas el nacimiento del bebé. Cómo sería Jane en el papel de mamá. ¡Iba a ser tan extraño! ¿Qué pensaría con Joey? ¿Se sentiría celoso de no ser más el pequeño de la casa? Había oído un montón de veces que eso sucedía cuando un niño tenía un nuevo hermanito. Pero, ¿sucedería también cuando se trataba de un sobrino? 

El auto de John pasó por su lado y los adelantó, no sin tocar la bocina de manera escandalosa, sólo para llamar su atención y hacer muecas ridículas al pasar. Nick no pudo hacer más que contener sus ganas de golpearse la frente con la palma y pensar: Adultos. Adultos ridículos y vergonzosos.

Volvió a mirar al frente y suspiró. 

Se dio cuenta de que el chicharreo de la radio iba a volverla loca en cualquier momento, por lo que le dio al botón de apagar y miró por la ventana nuevamente. 

Desde pequeña había tenido la costumbre de mirar fijamente a los espacios entre filas de arbustos al pasar por zonas de cultivos. Parecía que todo se detenía en cada espacio, por décimas de segundos. Era como hacerle una pausa muy pequeña al viaje y siempre había pensado que era fascinante. 

—¿Nick?

—Soy sólo Nick. —Corrigió. 

Y Niall lo comprendió al instante. A partir de ese momento no cruzó entre ellos ni una sola palabra más, hasta llegar a Brighton. 

                                                                   ***

—Nick, ya llegamos. 

Abrió los ojos y se encontró con los enormes ojos verdes de Jane. Todas las puertas del auto estaban abiertas y una leve brisa marítima le acariciaba la piel. Al fin Brighton. 

Inspiró aire y lo botó despacio. Jane se apartó, permitiéndole oír algo de lo que los demás decían afuera. 

Se enderezó y vio la playa frente a ella. Niall estaba ahí, sentado sobre el capó, mientas el resto se encargaba de descargar los bolsos y mochilas del auto y pasar por en frente para entrarlos en la casa. 

La casa era de Maura, y consistía básicamente en una construcción de madera, a unos cien metros de la orilla de la playa, llena de habitaciones y una gran terraza que, por supuesto, miraba al mar. Era, después de su propia casa en la ciudad, el lugar más acogedor que conocía. Desde que habían comenzado a construírla, Maura se encargó de hacerles saber que siempre podrían ir a su casa, que la había hecho para ella y para los Wilcutt, que la casa era de las dos familias por igual. Era, de cierta forma, como un regalo para sí misma, su familia y para sus mejores amigos. Nick tenía apenas ocho años cuando la edificaron.

—Voy a mojar mis pies en el mar, ¿alguien me acompaña? —Invitó Jane, una vez que todas sus cosas estuvieron en su habitación compartida con Nick. 

—Yo estoy dentro —Anunció Nick. 

Pero Denise intervino antes de que pudieran siquiera pensar en salir de la casa. —Alto ahí, señoritas. Primero van a armar sus camas. Aquí tienen. —Extendiendo dos juegos de sábanas en sus brazos, les dio la cordial bienvenida a realizar la parte más aburrida de llegar. 

A regañadientes tomaron la ropa de cama y se metieron en la habitación a cumplir con sus deberes. Pero, por supuesto, no podían hacerlo sin poner algo de música con el teléfono de Jane. 

—¿Qué hay de ti y Niall? —Consulto, casi terminando de ordenar sus cosas. 

—Nada.

—Nick, tu drama no va a funcionar aquí. 

—No es drama, Jane. 

—Lo que sea, sólo dímelo. —Jane era esa clase de personas que no tolera la victimización bajo ningún motivo. O estás bien o estás mal, para ella no existe eso de "No lo sé", "No es nada", "No te preocupes" y muchísimo menos si esas frases van acompañadas de algún gesto de aflicción. 

—No pasa nada, Jane —Dijo, ésta vez esforzándose más por verse creíble. —Estamos bien. 

No tenía ganas de explicar nada y, no es que él hubiese hecho algo puntual. Sólo estaba molesta, pero ¿Cómo explicas que dos palabras te hicieron enojar? Era algo que requería una mínima justificación, lo cual no le apetecía pensar en ese momento.

Quizá más tarde. 

Not The Right One (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora