- Me voy a divertir con esta perra mientras observas.- concluyó caminando hacia Elena y dejando una fuerte palmada en su trasero.

Joder el tipo estaba loco, portaba un arma y me había convertido en su rehén. Lo peor es que hasta me daba pena como maltrataba a Elena, era demasiado denigrante y hasta mis perversiones tenían un limite. 

Christian tengo que entrar.

Dijo Taylor en mi oído, así que lo hizo. Su presencia desentonaba en aquel cuarto pero significaba que terminaríamos con esto de una vez por todas. El único problema, que ninguno de los presentes lo tomó de la misma forma. Por un lado, Elena estaba medio inconsciente, Jack puso una mueca y de inmediato apunto con su arma a Jason y yo estaba entre la idea de acercarme a él para salir o hablar con los otros, opté por la segunda.

- Mira Hyde baja el arma, viene con novedades de tu escape.- dije como si fuera una verdad absoluta.

- ¿Y tu que sabes? ni que te hubieras comunicado por telepatía. Esto no me agrada así que haz que hable o le vuelo la cabeza a tu ex.- dijo apuntando nervioso esta vez a la rubia.

- Conseguimos el vuelo y la absolución, solo tiene que salir y le daremos todos los papeles, un escolta hasta el aeropuerto y una maleta con ropa de Neiman esta esperando a su nombre con una azafata.- dijo Taylor lo bastante seguro como para que fuera verdad.

Hyde lo miro con suspicacia y después sonrió con arrogancia haciendo que se me helara la sangre. Algo me decía que no iba a terminar bien. 

- Ok, bien...- dijo dejando esa pose arrogante. - Pero por que desaprovechar la oportunidad.- dijo volviendose de repente y disparando a Elena.

Tayor reacciono de la misma manera que yo, ambos sacamos las armas y disparamos a Jack quien nos devolvió el favor casi tan rápido que no sentí cuando me incrustó un par de balas entre mi brazo y mi costado izquierdo. 

Casi en shock lo vi caer y cuando nos miramos con Taylor, fue que vi en sus ojos la sorpresa. Miré mi camisa y se estaba llenando de sangre mientras aún permanecía en shock y soltaba el arma de mis manos, haciendo que cayera al suelo en un ruido sordo. 

Fin de flashback

Recuerdo que de repente tenia mas de tres hombres preguntándome cosas y que no podía mas que mirarlos confundido mientras a mi alrededor tenia un equipo entero de gente revisando los cadáveres de Jack Hyde y Elena Lincoln. 

Mi esposa me mira con una expresión que no había visto en mucho tiempo. Una mezcla de emociones que atravesaban su mirada. Enojo, tristeza, compasión, alivio... amor. 

- Eres un idiota impulsivo ¿Lo sabes? - dijo derramando solo una lágrima y mirando hacia otro lado. 

- Y aún así me amas.- dije tirando de su mano y haciendo que dejara envolverse por mis brazos. 

Su llanto no demoró en llegar haciendo que la apretara aún más a mi. No sabía por qué exactamente lloraba, pero lo intuía y simplemente sabía que ella necesitaba un abrazo y muchos cariños para que se le pasara, aunque esto iba a durar mucho, tal vez un par de semanas antes de volver a la normalidad. 

Que bien sonaba eso. 

Al fin estábamos libres del peso de nuestros pasados. No de una manera pacífica, esto había sido trágico porque se necesitaron cobrar muchas vidas, pero si eso aseguraba que mi mujer y mis hijos pudieran volver a ser felices y libres de crecer sin amenazas, entonces lo repetiría todo una y otra vez. 

Casi al amanecer me dieron el alta, no quería que demoraran demasiado, pero las constantes revisiones y la insistencia de Ana en el hecho de que me revisaran a fondo, hicieron que la estadía en el hospital se alargara mas de lo necesario. Sin embargo ahora estaba cómodamente sentado en la parte de atrás de la camioneta de Taylor con mi hermosa y testaruda esposa quien me acariciaba suavemente mi mano unida a la de ella. 

- Espero que los niños no se hayan levantado aún. - murmuré un poco grogui por los sedantes. 

- Eso espero... aún tenemos esa conversación pendiente.- contestó cerrando sus ojos y fingiendo que no me estaba dando motivos para suspirar molesto. 

- Te amo... aunque seas testaruda.- dije apretando el agarre de nuestras manos, y escuché su risita nerviosa antes de su contestación. 

- Y yo te amo, aunque seas impulsivo y extremadamente controlador.- dijo antes de dejar un beso en mi hombro y cerrar los ojos. 

Yo hice lo mismo, me perdí en el perfume de su cabello y sentí que la medicación y las horas despierto que me pasaban factura. Si bien no era un hombre que durmiera mucho, el sentirme en paz conmigo mismo y esa sensación de deber cumplido me hicieron cerrar los ojos y perderme en un sueño tranquilo, al menos hasta que llegamos a casa, donde me despertó mi esposa y no tardamos mucho en acabar en nuestra cama envueltos el uno en el otro. 


Nuestra Locura 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora