Parte 2: bebé de mamá.

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POV ANASTASIA

Las cosas habían ido bien en mi vida hasta que a Teddy lo habían empezado a aquejar aquellas pesadillas. Las primeras veces fueron tan separadas unas de otras que no habíamos tomado un patrón, pero luego se había complicado al ser casi cada noche. Mi pequeño bebé no se levantaba gritando ni llorando, sino que caminaba hasta nuestra habitación y nos despertaba para que lo acompañáramos.

Me había preocupado demasiado aquella vez que tenía fiebre y que apenas tuve tiempo de verlo antes de que Christian llamara a Grace. Ella era la única que lo atendía si no era nada grave, pero por suerte nunca había pasado de un resfriado. Aquella vez mi corazón se había oprimido dolorosamente cuando Ted lloraba por el cansancio y su rechazo al medicamento, detestaba verlo sufrir, y mi esposo también sufría sintiéndose tan impotente como yo cuando lo pincharon porque no quería tomar el bendito remedio.

A la tercera vez que llamamos a Grace, ella me llamó luego de dejarlo dormido con Christian y sugirió que hablara sobre tener un bebé, tal vez las cosas eran porque no tenía con quien compartir y eso, en parte, me hacía sentir rara. De todas las cosas que le podíamos a dar a nuestro hijo, el estaba pidiendo la que era un poco más complicada. Luego, cuando hablé con mi madre días después, me dijo lo mismo que Grace, ellas eran madres y sabían lo que los niños hacían para conseguir ciertas cosas, y al parecer mi bebé quería un hermanito y este era su llamado de atención.

Traté de hacer oídos ciegos, traté de buscar la alternativa doblando mis esfuerzos para que Teddy hablara, pero no parecía dar resultados y salvo por aquella vez en que Mía y Elliot se lo habían llevado a pasar el día con ellos, pues no había habido noche en que no lograra descansar más que un par de horas.

Cuando Christian me despertó con muchos besos y mimos, supe que estaba dando vueltas en su cabeza para decirme algo, y fue cuando me dijo que lo lleváramos con Flynn que comprendí lo asustado que estaba por él. Y no pude negarme, era nuestro corazón el que se rompía cada vez que lo sentíamos entrar a hurtadillas a nuestra habitación con su carita llena de lagrimas y rogando que lo acompañáramos.

Luego de aquella pequeña escena en el desayuno y de la forma en que nos dominaba el pequeño Grey, llegamos a la editorial en donde no paraba de recibir mimos. Parecía que todo el mundo quería a mi hijo y eso me asustaba un poco, no todos serian buenos siempre, y no estaba dispuesta a arriesgarme, finalmente se me habían pegado muchas cosas de Christian y el control era una de esas.

- ¿Mami podemoz leed en tu zilla de CEO?- había preguntado tirando de mi falda un poco cuando acomodaba unos documentos que necesitaba revisar en casa.

- Claro bebé, solo dame un minuto que tengo que hacer esto ¿Si?- respondí apurando mis cosas.

- Eztá bien mami.- dijo acomodando sus libros en la mesa de café de la oficina imitando mis movimientos.

Amaba escuchar como hablaba aún con las "Z" y usando la letra "D" en lugar de la "R", estábamos trabajando en eso y algunas veces resultaba. Era excesivamente tierno, y todo un caballero instruido por su padre que no paraba de decirle cómo comportarse, aunque más de una vez no podía evitar darle los gustos yendo contra sus propios principios y enseñanzas.

Pronto me veo envuelta en sus manitos mientras nos balanceamos en mi silla de CEO con su cuento favorito, aquel que se sabe de memoria pero que insiste en que le leamos una y otra vez. Lo observo mientras me cuenta la tan sabida historia y me doy cuenta de que constantemente está tocando mi vientre, justo donde sabe que está la cicatriz de la cesárea.

- Ted ¿Qué piensas de los bebés?- pregunto cuándo termina su "lectura".

- Bueno, zon todoz pequeñitoz, como el muñeco de tía Mía. - responde encogiéndose de hombros, un gesto muy Grey.

Nuestra Locura 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora