🎄 Visita | SuLay

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      ➝ Autor(a): JHS_LCFR

      ➝ Dedicatoria: Para Maggye Chayns, que quería un SuLay.



VISITA


("De: Kim Junmyun. Para: Zhang Yixing")

Las copas chocaban, la espuma lograba manchar el mantel con cada brindis y los pequeños platos con comida seguían surcando la habitación de algún modo. Entre besos y abrazos, más de una mano se estiraba para robar una servilleta y convertirla en pañuelo, mientras el eco de los fuegos artificiales más lejanos erupcionaban como las mismas flores de colores que se abrían paso en el cielo, conviviendo con los faroles dorados de los edificios y las calles, así como de los autos doblando o deteniéndose momentáneamente a un costado de las rutas, por más transitadas que estuviesen.

Más de una risa le tapaba los oídos, más de un codazo iba dirigido hacia él.

Pero él no escuchaba nada.

Él permanecía derecho, inmóvil, en el centro de la sala y con los ojos fijos en su propio reflejo, grabado de forma etérea y algo transparente en el vidrio del paño, de la puerta que podía deslizarse y dar paso al balcón.

El frío era brutal, Yixing jamás había vivido un invierno tan crudo. En su vida había tenido que recurrir al hecho de pasarse media mañana paleando la nieve fuera de la entrada de su departamento, nunca había tenido que preocuparse por contar con suficientes mantas a pesar de contar con calefactor.

Ahora su vida dependía del dictamen del pronóstico, y añadirle —o más bien, bajarle— por las dudas dos grados más. Sólo porque era friolento, y porque vivía olvidándose de recalentar los hot packs. Siempre.

No obstante, la casa de Baekhyun permanecía bien calefaccionada y con un par grueso de medias y un suéter tejido alcanzaba, si estabas dispuesto a frotarte las manos cada quince segundos. Después de todo, la renta ya dolía demasiado (según Baekhyun) y no costaba nada ponerse a aplaudir para reactivar la sangre en sus dedos.

Con el auto que tenía, y con el novio que cargaba, Yixing prefería llamarle a todo eso 'ser egoísta'.

Entonces notó que nadie lo abrazaba aún y que, efectivamente, tanto el dueño de la casa como su pareja habían desaparecido.

El resto de los invitados empezaba a cantar de a ratos, otros pedían permiso a Yixing para poder pasar al balcón y disfrutar mejor los fuegos artificiales, pero Baekhyun y Chanyeol no estaban en ningún lado, e incluso Kyungsoo, el amigo en común por el cual se habían conocido, se había esfumado de la cocina-comedor, dejándolo completamente solo.

Rodeado de hombres y mujeres que no hablaban la misma lengua que él, que no lo habían conocido hasta hacía unas horas —cuando el evento había comenzado— y que francamente no gastarían esa noche para conocerle, que reían con dientes perfectos y ficticios, costosos como su ropa y sus joyas y su maquillaje. Como si el chiste para poder entrar a esa casa fuese valerse de un escudo que se medía en billetes tirados, una máscara preciosa y brillante pero fácil de quitar o remover.

En el medio de toda esa desesperanza, en el medio de aquel suspiro de resignación mientras se celebraba la Navidad, Yixing giró sobre sus pies, bajó los ojos y notó que la puerta principal permanecía entreabierta.

Sin pensarlo, caminó hacia ella, dejando el vaso con vino en la mesa antes de llegar al escalón donde se guardaban los zapatos: el pasillo estaba vibrantemente iluminado, a comparación de las luces de las velas y los reflectores de la casa mediados manualmente, a base de una especie de pequeño timón, como una pequeñísima (y muy cara) perilla clavada a la pared. La alfombra que llevaba a los ascensores permanecía pulcra, roja como la sangre y las paredes parecían absorber el dorado de los focos para fundirlos en su propio blanco manteca, dando la sensación de estar encerrado dentro de un lingote de oro, como en una especie de maldito palacio del cual Yixing quería marcharse inmediatamente.

Al menos hasta que notó a sus amigos saludando por lo bajo a Junmyun.

Al menos hasta que notó que Junmyun estaba allí. Allí mismo, a unos cuantos pasos de él.

—Ha estado hablando de ti toda la noche —sonrió Kyungsoo, apretándole el hombro—, no sabes lo que te extraña.

—¿Quieres que te preste ropa? —inquirió Baekhyun, con sus ojos rojizos e hinchados: él también lo extrañaba—, tenemos físicos parecidos, y nadie se dará cuenta si pasas una noche sin el...

Yixing mismo interrumpió la conversación, incluso sin querer, incluso sin saber siquiera que los gemidos salían de su propia boca, y que la falta de aire la generaba su propio pecho, descontrolado por la emoción.

Junmyun conservaba el cabello extremadamente corto y oscuro, en su mano descansaba la gorra con la bandera nacional.

En la manga derecha estaba grabado el número de campamento y el de pelotón.

Del lado del corazón, un pequeño rectángulo blanco y cosido al estampado militar rezaba su nombre.

"Junmyun".

"Kim Junmyun".

Yixing apretaba los dientes y luchaba por mantenerse de pie mientras sus rodillas latían y su cerebro le ordenaba avanzar, y sólo en cuanto pudo reconocer el perfume de su compañero pudo entender que aquello era cierto, que no estaba soñando y que a pesar de todo... a pesar de la ropa que tuviese que cargar, a pesar de todas las malditas cartas y la falta de teléfono, a pesar de tener que reacomodar sus horarios para sentarse a escribir con su propio puño... Junmyun todavía lo conservaba.

Conservaba su sonrisa, aquella risilla nerviosa.

Conservaba el recuerdo de Yixing en sus ojos y en su pecho, porque la forma en que se había petrificado sólo podía significar que él había estado anhelando ese mismísimo momento tanto como él.

Y además, sin importar la hora, el día o la fecha, sin importar si el servicio le otorgaba vacaciones o el permiso para unos días de visita, Junmyun jamás, jamás se sacaría el anillo.

Por más que se le entumecieran los dedos del frío.

Por más que las lágrimas y la desesperación fueran más fuertes.


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⏰ Last updated: Dec 29, 2016 ⏰

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