🎄 Visita | SeKai.

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      ➝ Autor(a): JA-Park



VISITA.


SeHun estaba muerto. No cabía duda de ello. Sus restos los habían depositado en una cuidada urna de cerámica con colores claros y bonitas virutas de un color azul celeste. Su familia había asistido al funeral, sus amigos más cercanos habían llorado y JongIn, su novio, había permanecido durante horas frente a dicha urna, llorando en silencio.

No había duda de que había muerto. Si JongIn quiere, puede comprobarlo con el informe del forense. Falla en la arteria pulmonar izquierda. SeHun siempre había sido débil, pero nadie nunca había sospechado que el problema estaba en su corazón. No obstante, nada de esto tiene la más mínima importancia si se compara con lo sucedido el día de navidad.

Inició por la mañana. JongIn lloraba, como se había hecho costumbre y mientras lloraba en silencio, sus ojos estaban fijos en una foto vieja de ambos sobre la mesa de noche.

En la foto, JongIn sonríe y SeHun está parado a su lado con los brazos cruzados. Mientras mira la foto, un ruido se escucha en la cocina. Pueden imaginar que JongIn no se levanta, hasta que claro, el ruido se escucha al menos dos veces más. Cuando esto sucede, JongIn suelta la almohada, se limpia las lágrimas y camina con lentitud hacia la puerta.

El ruido es más fuerte ahora.

Cuando JongIn llega a la cocina, sus piernas tiemblan, su corazón se entíbiese y desde la encimera, SeHun lo saluda con una mano y el ceño fruncido. Él está intentando romper la cascara de un huevo. El sartén ya está en la cocina, la estufa encendida y el humo ahora sale de allí como si un incendio estuviese llevándose a cabo. Pero sólo es el sartén a punto de quemarse.

JongIn respira muy lento, acercándose a la encimera para mirar mejor a SeHun. Su parte racional le grita que debe correr y que lo que está allí no es SeHun, pero su parte no racional sólo le dice que se acerque y JongIn cree que es lo mejor. Por ello rompe la distancia y a milímetros de encontrarse de nuevo con SeHun, este se aparta, señala un taburete y le pide que guarde silencio.

Aunque JongIn no ha dicho nada.

Con algo de dificultad, SeHun consigue romper la cascara de huevo. Su cuerpo se torna transparente cuando le da la luz como si fuese una delgada cortina, sus pies flotan ligeramente y su cabello se mueve como si estuviese sumergido en el agua. JongIn no puede explicarlo.

Pero SeHun tampoco.

El desayuno estaba quemado, y aun en medio de su alucinación, JongIn lo comió.

Con la luz que ahora se metía dentro de la casa, el cuerpo de SeHun había desaparecido casi por completo. JongIn apenas y veía sus manos intentando tomar el plato y un deje de sonrisa obstinada surcando la mitad visible de su rostro.

—Yo lo hago. —Le dijo, pero SeHun negó de inmediato.

Horas más tarde, JongIn continuaba sentado en la encimera, demasiado quieto. No recordaba cuando fue la última vez que había visto a SeHun limpiar, pero le resultó reconfortante el tenerlo allí de vuelta.

Cuando las lágrimas volvieron a deslizarse por sus mejillas, SeHun resopló y fue hasta donde él estaba. Le señaló el árbol y flotando lentamente hacia allí, le señaló una tarjeta.

JongIn recordó que habían llenado una cada uno como segundo obsequio de navidad. JongIn recuerda que en ese momento, SeHun le dijo que sus cartas nunca habían sido contestadas y que cada navidad, recibió algo totalmente diferente a lo que había pedido. JongIn le había prometido cumplir con la carta siempre y cuando no pidiese algo fuera de su presupuesto y aunque SeHun no pareció conforme, escribió la carta y la dejó en el árbol al día siguiente.

Él había olvidado la suya, y mirando a SeHun junto al árbol con los brazos cruzados y una obstinada expresión, JongIn corrió a la habitación y abrió la segunda gaveta de su mesa de noche. El sobre verde era lo único que había allí.

Cuando volvió, SeHun flotaba en una posición sentada junto al árbol. Jongin se acercó y con cuidado, abrió su propia carta y la dejó junto a SeHun, después tomó del árbol la que le correspondía. Pero no la abrió, él permaneció con la carta entre los dedos mientras SeHun intentaba tomar la suya del piso.

—Puedo leerla por ti. —SeHun sonrió, pero negó.

SeHun levantó la carta con emoción, enviando una sonrisa de lado en su dirección con esa impertinencia que lo caracteriza y por primera vez en mucho tiempo, JongIn sonrió de vuelta, deshaciendo la carta de SeHun para leerla.

La que él había escrito no era más que una broma en donde simplemente le pide a SeHun que seque el baño después de ducharse y cuando este lo lee, no hace más que reírse y negar. Sus labios se mueven diciendo: Siempre lo olvido, y pese a que lo entiende, JongIn no logra escucharlo.

A continuación, SeHun le pide de esa forma silenciosa que lea su carta. Su expresión es ansiosa y su una sonrisa un tanto incómoda se crea en sus labios y desaparece al instante.

JongIn asiente, comenzando a leer:

»JongIn, quiero hacer muchas cosas que Santa-Nim no puede cumplir para mí. Quiero protegerte como tú lo haces conmigo, quiero ser bueno y no comportarme como un idiota la mayor parte del tiempo. Por eso, en navidad, prometo cumplir con lo que dice tu tarjeta, prometo cocinar para ti un buen desayuno, limpiar lo que no he limpiado en todo el año y... esto suena a que seré la cenicienta ¡rayos! Iremos a ese baile durante la noche. Prometo que bailaremos sin darle importancia al reloj y cuando este marque las doce... prometo que todo estará bien, JongIn...

Cuando JongIn levantó la vista para mirar a SeHun, este lloraba con una sonrisa en el rostro.

Vine a cumplir con mi carta, como lo prometimos.


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