Capítulo 8

77K 5K 350
                                    

Maratón 1/3

Leina

Okey, era más que obvio que este tipo no iba a dejar que me fuera, pero no me costaba nada intentarlo.

Aunque eso no significa que me rendirá.

Vamos Leina, piensa.

Por la puerta delantera no puedo escapar ya que está rodeada de hombres lobo. En el patio trasero también, pero no tantos como adelante.

Me levanté de mi cama y sonreí, ya sabía cómo lo lograría

(***)

Bien que comience mi plan, un tanto defectuoso, pero a fin de cuentas el primer plan que se me ocurría desde que había llegado al castillo de Dereck.

Salí por la puerta de la cocina que da va al patio y me escabullí por entre medio de los arbustos.

Dereck había salido de la casa por un asunto de la manada y no podía perder esta oportunidad.

Los guardias no se habían fijados en mi presencia lo que me da un punto a favor.

Llegue hasta el límite de la casa, más allá todo era bosque.

Sonreí al darme cuenta de lo cerca que estaba de huir, de poder alejarme de todos estos horribles seres.

Un guardia se percató de mi presencia y sonreí en mis adentros.

Mi plan estaba funcionando justo como quería.

-señorita que hace usted aquí-pregunta el guardia.

Estaba claro que Dereck no les había dicho que me tenía encerrada en el Castillo y eso lo usaría a mi favor

La siguiente parte del plan era hablarle...

Creo que esa era la más difícil.

Pero el chico era un omega así que no era tan malo.

-yo estaba con mis amigos acampanando en el bosque... Y -vamos Leina Relájate vas bien- y yo salí a caminar... Y pues me acabe perdiendo-finalice nerviosa.

Mi voz salió como si estuviera aterrada

Estaba nerviosa a morir, no sabía si el chico me creería o si Dereck les había hablado de mi cuando yo estaba en la habitación.

-tranquila señorita, yo mismo la iré a dejar a su casa y después llama a sus amigos para que sepan que está bien-abrí los ojos sorprendida.

Él me dejaría en mi casa

Pero yo no tengo casa

Necesito pensar... Vamos Leina piensa.

El chico me guió hasta una camioneta negra y me ayudo a subir en el asiento del copiloto.

-y bien ¿dónde vive usted? -me pregunto y sonrió de manera amable.

-en.... la calle lince 256- el chico asintió y puso en marcha el auto.

Ahí vivía con Tom. Espero que no se haya ido sin mí.

-será mejor que se acomode porque será un largo viaje. -dijo el chico después de unos minutos de estar conduciendo. Yo asentí y me acomodé en el asiento.

(***)

Desperté sobresaltada, me había quedado dormida a mitad del viaje.

Mire a mi alrededor, estaba todo oscuro y no se veía nada fuera del coche

Amarrada a tiWhere stories live. Discover now