Capítulo 29

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Leina

¿Creo en el amor eterno?

No solía hacerlo. De echo aun me cuesta creer en ello.

Muchos condenaron nuestro amor al fracaso, yo también fui uno de ellos en su momento.

Ellos dicen. Que los humanos de sentimientos efímeros y los seres de sentimientos eternos, no son compatibles. Amores destinados al fracaso, porque uno siempre siente más que el otro. Parejas desesperadas por que el otro siento lo mismo, con el miedo constante de que su amor se esfume. Amores paranoicos difíciles de manejar, destinados a marchitarse con el tiempo.

Dereck y yo fuimos así en el principio. Un amor obsesivo y no reciproco, lleno de inseguridades y miedos. Un amor destinado al fracaso.

Pero en algún punto cedimos ambos.

En la actualidad Dereck, para mí, es más que mi pareja, es mi compañero, amigo y guardián. Dereck es mi familia.

... ¿creo en el amor eterno? No. Pero si creo en aquellos amores que purifican, esos que te hacen cada día mejor persona, esos que te permiten ver luz donde antes solo había oscuridad.

Amores que cicatrizan heridas que habías descuidado en el tiempo. Amores que se construyen cada día. Y que por ello perduran en el tiempo.

Dereck me enseñó a creer en ello.

Pese a lo que muchos pensaran de él, o lo que yo pensara de nuestra relación. Él ha sabido demostrar que somos mucho más que un amor destinado a marchitarse.

Somos la suma de nuestros actos.

Y construimos nuestro propio amor, paso a paso, sin prisas, y disfrutando cada día.

Con nuestros problemas y nuestras discusiones, pero siempre aprendiendo el uno del otro.

Hoy han pasado 10 años desde que empezó todo.

Aun me siento un poco perdida, pero se que soy más de lo que era antes.

Encontré personas que me amaban, y aprendí a amar con ellos.

Vencí miedos que creí nunca poder superar.

Y cicatrice heridas que antes no me permitían ver la vida de forma correcta.

No pretendo decir que nada duele, y que he dejado cada detalle atrás, porque no soy un ejemplo de superación, ni de validación propia.

Soy quien soy. Y no soy perfecta.

Pero si puedo decir que hoy puedo afrontar mi pasado y quien soy, con calma.

Hoy puedo amar sin restricciones, ni miedos, puedo ser yo en todo momento.

Y para mí, eso es mucho más que suficiente.

—Cariño...— el cálido susurro de su ronca voz recorrió mi oído— Buenos días, y feliz cumpleaños— Brazos firmes que rodean mi cintura y un firme pecho en mi espalda, recargo mi cabeza en el y cierro mis ojos con satisfacción.

—Buenos días, amor. Gracias—un beso cae en mi mejilla y baja por mi cuello, lo que sigue a ello es poco razonable de describir.

Aun me resulta difícil poner palabras en lo que somos en aquellos momentos, donde parecemos solo estar él y yo en el mundo. Desconectados de los demás, solo pendientes de nuestras respiraciones y nuestros constantes latidos, sedientos el uno del otro, como si fuéramos las dos últimas gotas de agua en el desierto.

—¿Deberíamos cenar fuera hoy? — Un dulce rastro de besos que recorre por mi hombro y pechos.

—No lo creo— Sostengo sus mejillas con ambas manos, un beso lento y cálido. Ya no hay más palabras, ni sugerencias. Solo el constante sonido de nuestra respiración entre cortada, y el suave movimiento de nuestros cuerpos sobre la tela.

(***)

—¡Feliz cumpleaños bebe! — Un fuerte grito sonó tras el parlante del teléfono— Lamento no poder estar contigo, este maldito clima retraso el vuelo— Un ligero gimoteo se escuchó.

—No te preocupes, mañana te voy a recoger y hacemos lo que tenías planeado ¿si? —esta vez un fuerte chillido se escucha.

—¿Te he dicho antes que eres la mejor?

—Si me lo dices muy a menudo— una ligera risa se escapa de mis labios

—No importa, lo vuela decir, ¡Eres la mejor, Leina! ¡Te amo!

—Yo también te amo, te veo pronto Tom, cuídate— El fuerte sonido de un beso se escuchó.

—¡Hasta pronto bebe!

La llamada se cortó.

Deje el teléfono sobre la mesita de centro y me voltee a ver al pelinegro recargado en la pared.

—Deja de espiar, si quieres escuchar su voz simplemente llámalo— Me cruce de brazos y lo mire con la ceja alzada.

—Ya lo llamé 5 veces hoy— Una carita lastimera se reflejó en el rostro de Dominick.

—Cualquiera pensaría que es la primera vez que Tom se va de viaje solo, cuando en realidad ya es la sexta, pero sigues igual de acomplejado. — Un suave suspiro se escapó de mis labios.

Dominick guardo silencio mientras miraba la pared de la sala.

Cada vez que Tom salía, se veía perdido, como si parte de su alma desapareciera, solo volvía su estado normal al escuchar la voz de Tom por el teléfono.

Tom, quien es de alma libre, consiguió un trabajo en una empresa de turismo. Viaja siempre que puede, no importa la distancia, ni el tiempo, él solo se guía por los sentimientos de conocer algo nuevo.

Tom se veía más feliz que nunca, sonriendo cada día, llamándome y enviándome fotos por cada lugar que conoce, viva feliz.

Pero Dominick, Dominick se perdía, hay días en los que Tom viaja a lugares sin señal, días en los que no hay fotos de su rostro, ni susurros de su voz, esos días son el infierno mismo para Dominick.

Temeroso de su estado, de si algo le pudiese haber pasado, dando vueltas por la estancia, esperando toda la noche en vela por tan solo un mensaje suyo.

La mente de Dom, lo autodestruía. Pero nunca decía nada.

Cada vez que Tom volvía, no lo mencionaba, solo se quedaba junto a él, escuchando relatos de sus viajes, abrazándolo y perdiéndose en su presencia.

Así era él.

Disfrutando cada día a su lado y sufriendo en soledad cada segundo sin él.

Podría ayudarlos, y le he intentado, pero Dominick siempre me ponía un alto.

Mañana Tom volvería, mis ojos ya estaban cansados de ver la misma escena, así que solo hablaría.

Un Dominick molesto, es mejor que un Dominick sufriendo. 

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2021 ⏰

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