Not The Right One (fanfic n.h)

33

Ella no estaba mintiendo, pero se sentía falsa. Sonreía sin sentirlo y se preguntaba una vez más qué diablos estaba haciendo. 

Maura sonrió satisfecha y se dispuso a seguir con el cuestionario. 

—¿Qué hay de los chicos? ¿Se lleva bien con ellos? 

—Bueno, de hecho lo conocí por ellos. Está en la clase de Louis, Liam y Zayn. 

—Oh, entiendo —Dijo. Echó un vistazo sobre el café intacto de Nick, quien, casi por acto reflejo, levantó la taza y bebió de ella. Estaba más frío ahora.  —¿Qué hay de Niall? ¿Son amigos también? 

—Ah... sí, algo. 

—No mucho, al parecer. 

—Es que él pasa tiempo con su novia también, tú sabes...

—Claro. Courtney. —Dijo rápido. Y Nick se preguntó si es que había estado esperando para que su nombre saliera en la conversación. —¿Cómo es ella? ¿Es buena con Nialler? Digo... no es que no la conozca, pero quisiera saber su opinión.

Nick volvió a sorber de su café y enarcó una ceja. Bajó la taza nuevamente y respondió: —Sí, es buena. En realidad no suelo llevarme mucho con ella tampoco, pero él se ve feliz. ¿De qué va esto, Maura? 

—Vaya-muchacha-inteligente —Canturreó Maura, subiendo y bajando el tono de su voz por cada palabra. —Eres demasiado astuta como para sacarte información, eso debe ser culpa de John y Denise, por alimentarte tan bien. —Bromeó. 

—Sabes que soy tu cómplice. Dime qué es —Dijo Nick, soltando una risa. 

—Bueno... Es que Niall no está siendo él mismo últimamente —murmuró. —Espera —Dijo de pronto y se levantó de la mesa, caminó hasta la puerta y la cerró despacio. Ésta mierda se estaba poniendo seria. —Bien — continuó una vez de vuelta —Como te decía, Niall no se ve tan contento como dice estar, ¿sabes? No lo sé, la chica es linda y todo eso, pero jamás la veo sonreír. Quizá tenga problemas en casa, me he hecho esa pregunta antes y he tratado de hablar con ella, tú sabes, sobre el clima, la basura que dan en televisión estos días, qué clase de comida prefiere, para cocinarlo la próxima vez que venga con Nialler —Tomó y botó aire después de mucho hablar y siguió: — pero nada. No dice más de tres palabras. Pero no creo ser yo, ¿crees que soy una mala conversadora?

Maura, ¿mala conversadora? Debe ser una broma. Es la persona más habladora que Nick podría conocer en la faz de la Tierra, ¡transmite hasta por lo codos, joder! Y pocos tenían la paciencia de oírla constantemente sin interrumpirla o hacerla callar un rato. Pero es que Nick se divertía demasiado oyéndola hablar de lo que fuera. 

—¡Claro que no!

—Bien. El punto es que Courtney es un poco extraña. Es tan seria y todo eso, tan diferente a mi hijo que no entiendo qué sucede ahí. Sabes cómo es Niall, siempre está riéndose y jugándole bromas al resto

—Dímelo a mí —Comentó Nick, levantando las cejas, frunciendo los labios y rodando los ojos en una expresión divertida. 

—¡Exacto! Tú carácter es algo complicado a veces, vamos a aceptarlo, cariño. ¡Pero entre ustedes se entienden! Eso es de lo que estoy hablando aquí. Todos ustedes, los chicos, son diferentes, pero se complementan entre ustedes, ¿no? Los conozco, sin embargo y se ríen juntos, lo pasan bien y andan en sus tablitas esas con ruedas. Pero ésta chica no parece tener nada en común con ustedes. Pareciera que pertenece a otra clase de chicas, de ésas que se ponen tres kilos de maquillaje encima y que se viste de negro. ¿Cómo se llaman ellos? ¿Imo?

—Emo.

—Exacto. 

—Mjm. —Asintió Nick y bebió de un sorbo todo lo que quedaba de café en su taza. El tópico de conversación se estaba poniendo incómodo, ¿cómo hablar mal sobre la novia de su mejor amigo con su propia madre? Está bien, sí. Courtney estaba medio loca, era un poco agresiva con sus palabras y podía convertirse en un monstruo a veces. Pero, ¿no era Nick así también? ¡Claro que lo era! Y detestaba a Court hasta el punto de querer abofetearla a veces, también hablaba sobre ella con Harry, pero hacerlo con Maura era distinto. Decirle a Maura cosas sobre ella haría que el juego fuese sucio. No podía ser tan injusta y si ella debía formarse una opinión sobre la actual novia de su hijo, pues que lo hiciera sin la influencia de alguien que le guardaba rencor por tener al chico que amaba. Fin. 

—Entonces, ¿qué piensas sobre ella? 

—Pues... —Hizo el intento de analizar rápidamente la situación en su mente; Estaba enamorada de su mejor amigo, pero había decidido hacía un par de horas, que ya no seguiría complicándose la existencia a causa de él. No sabía si lo lograría, pero vamos, ¿después de dos horas iba a dejar de intentarlo? Eso sería como esperar toda la semana a que sea Lunes para comenzar una dieta y romperla en el desayuno. Dios, no. Eso era estúpido. Entonces, tenía a la mamá de su mejor amigo en frente, preguntando por su opinión sobre su novia a quien odiaba, pero, de nuevo, no sabía si era sólo por el hecho de ser su novia o porque en realidad era una víbora. De todos modos, dada su nueva forma de vida, sin complicaciones amorosas, ya no tenía la necesidad de competir con ella o algo por el estilo. Esto significaba que no tendría que importarle cómo fuese Courtney con él, a menos que, claro, le hiciera daño. En ese caso actuaría como una mejor amiga, no como una tonta celosa. Por lo tanto, ¿debía tener una buena opinión sobre ella? Quizá algo neutral estaría bien. Sí, neutral es bueno. —en realidad no hablo mucho con ella, Maura. Pero no creo que tenga algo malo. Digo, si Nialler está con ella... ¿No crees que si no le gustara no la hubiese convertido en su novia, en primer lugar? —Tal vez eso era algo que debió preguntarse a sí misma hace mucho tiempo. 

—Mmm... Sí, tienes razón. Mi hijo no es tonto. Tal vez estoy siendo muy maternal. Lo de las madres posesivas y todo eso. Es que jamás había conocido a una de sus novias, supongo que eso lo hace más... formal. 

—Claro. 

La puerta se abrió de súbito y Maura, como si hubiese estado en modo automático, se levantó de su asiento para recoger las tazas y meterlas en el fregadero, mientras un Nialler destrozado y, probablemente con la resaca más grande del universo, apareció en la cocina. 

—Ah... Hola —Dijo su voz ronca-medio-dormida y se rascó la cabeza, aún con los ojos como algodón.