Capítulo 3: Carnaval

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Hannibal dejó a Will en la gran Piazza de San Marcos, intercambiaron teléfonos y prometieron verse unas horas más tarde. Will recorrió animosamente la plaza, todo estaba lleno de color y vida, máscaras y antifaces por aquí y por allá, elaborados trajes multicolor y texturas diversas. Había un espectáculo en cada esquina, pronto Will se vio inmerso en la festividad yendo de un lugar a otro, fotografiando rostros, trajes, capturando momentos únicos e irrepetibles. Cada postura de sus modelos era escogida minuciosamente, quería que quien viera las fotografías lograra apreciar la sonoridad de las charlas, el tintineo de los cascabeles y el tronido de los aplausos. El espectador de sus fotografías debía transportarse con él a ese mundo festivo y maravilloso. Durante una presentación de una sátira en medio de la plaza un actor disfrazado de bufón le colocó una capa blanca y un antifaz blanco hecho de gasa y lentejuela plata y tornasol que asemejaba a un lobo o a un perro, Will no sabía con exactitud, de cualquier forma Will lo aceptó con un "grazie, grazie"

Las horas pasaron con rapidez, más de lo que Will hubiera esperado, su teléfono comenzó a sonar pasadas las cuatro de la tarde.

Ciao— saludó.

—Ciao Will, ¿aún te encuentras en la plaza?

—Sí— respondió el fotógrafo sintiendo su cuerpo llenarse de añoranza— estoy parado junto a una columna en la basílica de San Marco.

—Entonces mira hacia atrás— la voz de Hannibal sonaba seductora en el teléfono, Will luchó contra el impulso de pedirle que siguiera hablando, se giró lentamente sin comprender, detrás de él estaba un hombre alto, una capa de terciopelo negro cubría su cuerpo, tenía puestas unas grandes astas negras del mismo color y un antifaz dorado, Will bajó el celular y Hannibal hizo lo mismo dedicándole una sonrisa, Will no podía confundir aquellos labios debajo del antifaz los había observado detenidamente un día antes, memorizando su forma y su textura.

—¿Cómo me encontraste?

—Por tu aroma.

—¿Mi aroma?

—Sí, mi olfato es muy bueno Will, y tu esencia es única.

—Aún con toda ésta gente.

—Aún con toda ésta gente. ¿Quieres dar un paseo?

—Sí, pero antes de eso, una fotografía— pidió Will y lo retrató con la basílica de fondo.

Al ritmo de la música de Vivaldi, Hannibal y Will recorrieron las plazas, las calles, los puentes, los muelles, deteniéndose de vez en cuando a mirar algún espectáculo, por la noche las luces llenaban la ciudad, la gente y los disfraces llenaban el ambiente, con olor a sal del mar, a fiesta, a pasta y a vino, para Will la noche olía a felicidad. Cuando el sol desapareció del cielo luces de colores cubrieron las viejas construcciones en pie desde el renacimiento y el tráfico de gente no se detuvo, ellos sin embargo se mantuvieron en un lugar para ver el desfile principal que iniciaba el carnaval, el cual duraría nueve días más. Will miraba con entusiasmo el desfile, Hannibal lo miraba de vez en cuando de manera distraída, el blanco y resaltaba sus ojos de topacio azul, decidió acercarse, lentamente su mano derecha encontró la mano izquierda de Will, sus dedos rozaron y el joven contuvo su respiración, sin mirar a Hannibal enredó sus dedos delicadamente en la mano del mayor, éste la tomó con firmeza y entrelazó sus dedos manteniendo a Will en ese lugar, acariciando con su pulgar la piel suave. El joven fotógrafo mordió su labio inferior, la emoción se hizo presente encogiendo su estómago, nunca había sentido nada igual, podía sentir su corazón latir con fuerza como si fuera a escapar de su pecho, podía casi llorar por el abrumador sentimiento, Hannibal sintió su temblor y se acercó más, sin soltar su mano, llevo sus dedos bajo la barbilla de Will para que sus ojos lo miraran. Soltó un suspiro ante el hermosísimo rostro del muchacho, quien no se oponía al contacto con sus manos, a su alrededor la gente aplaudía y reía, pero todo había quedado en silencio para ambos, el doctor se inclinó hacia delante y lo besó lentamente, apenas uniendo sus labios, sintiendo por primera vez la suavidad y calidez de aquellos labios.

A Través de tus ojosWhere stories live. Discover now