Se escuchó el grito desgarrador de una voz femenina.
-Hoodie acaba de matar a mi hermana. -pensé.
El chico empezó a despertar.
Salí rápidamente de la habitación, y me dirigí a la de mi padre.
-!MASKY!, ¡NO! -grité al entrar.
Masky se encontraba con el cuchillo en sus mano ya lleno de sangre.
-¿Qué sucede? -preguntó confundido.
Mi padre ya se encontraba sin vida. Había hecho un gran agujero en su pecho.
-¿Qué acabas de hacer? -pregunté preocupado. -Ese señor era mi padre.
Masky me miró confundido.
-¿Tu padre?
Hoodie entró a la habitación.
-¿Ya terminaron? -preguntó mientras entraba y se acercaba a nosotros.
De pronto el chico que era yo se asomó por la puerta minutos después de que Hoodie entrara.
-¿Papá? -dijo. -¿Estás despierto?
Hoodie y Masky me miraron furiosos.
-¿No lo has matado? -preguntó Masky.
De pronto el chico nos miró.
Los tres al mismo tiempo dirigimos nuestras miradas al chicos.
-No lo pude matar porque ese chico soy yo. -respondí. -¡Ese chico soy yo!
El chico se quedó paralizado observandonos con miedo.
-Mátalo. -ordenó Masky serio.
-Pero soy yo, no puedo hacerlo.
-¡MÁTALO! -gritó Masky.De pronto un grito agudo de lamento comenzó a oírse por toda la habitación. Los chicos tapaban sus oídos con sus manos al igual que yo. El sonido se hacía cada vez más fuerte.
-¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO?! -gritó Hoodie, apenas podía oírse por el grito.
Apreté mis manos con fuerza sobre mis oídos y cerré los ojos fuertemente.
-¡YA BASTA! -grité.
:Fin del sueño.
Desperté. Me había caído de la cama, y estaba sudando. Mi cuerpo temblaba y mis oídos dolían.
Me paré y me senté en un costado de la cama.
El sueño había sido extraño, me causaba algo de miedo pensar en que estuve a punto de matarme a mi mismo, no se lo que huebira pasado si lo hubiera hecho...