-Hemos tenido suficiente. -confesé. -Ser un asesino no es algo bueno, ni algo por lo cual podremos vivir tranquilos, pero lo prefiero a vivir sin Masky.
Slenderman se encontraba de vuelta a su aspecto original. Ahora solo se comunicaba con nosotros por telepatía como antes.
-Yo no quise ser una persona normal porque sabía que me separarían de ellos. -le confesó Hoodie a Slender. -Y no quiero que Masky muera. -dijo desanimado.
Masky ya se encontraba sin respiración y probablemente muerto.
-¿Volveremos a ser sus proxys? -pregunté por última vez.
Slenderman no dijo nada.
-¿Qué dijo? -preguntó Hoodie.
-No me contestó.
Parecía que Slenderman no nos daría una segunda oportunidad. Era un hecho, yo no volvería a ser Ticci Toby, Masky moriría y Hoodie se convertiría en el único proxy de Slenderman.
-¿Ésto es a lo que tu llamas "vida feliz"? -me dijo una voz en mi cabeza. -No volverás a ser feliz, nunca, nunca.
-!CALLATE! -grité con lágrimas de impotencia en los ojos.
De pronto dejé de escuchar al mundo por un momento, el sonido de los pájaros se fue, no sentía mi respiración.
-Tobías...
Escuché que me llamaban.
Regresé a la realidad. Levanté la cara y miré a Megan enfrente de mí.
-¿Qué sucedió? -preguntó alarmada.
No sabía qué contestar, en ese momento me encontraba fuera de lugar, mi mente no podía procesar ningún pensamiento.
-Tobías. -volvió a llamarme.
-Creo que todo se acabó. -contesté sin pensarlo.
Ni siquiera pensé en lo extraño que había sido que Megan llegara justo en ese momento, no tenía razonamiento para siquiera darme cuenta de lo que pasaba a mi alrededor.
-Tedremos que llamar a una ambulancia. -la alcancé a oír.
Lo único que hacía era ver hacia el vacío mientras aun sostenía el cuerpo de Masky entre mis brazos. Hoodie se había ido, no se encontraba en el lugar.
-Llegarán enseguida. -la volví a escuchar. -Todo estará bien...
