Capítulo 29

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-SAL DE AHÍ AHORA MISMO, TOBÍAS ERIN ROGERS. -gritaba mi padre desde hace horas.

Los gritos me provocaban una migraña muy molesta.

-¡CALLATE! -le gritaba desde adentro.

Lágrimas de dolor salían de mis ojos.

-¡ABRE LA PUERTA!

Había puesto una silla en el picaporte de la puerta para que no pudiera entrar.

Podía oír ligeramente el llanto de mi hermana que casi no se escuchaba por los gritos de mi padre.

-No saldrá. -decía mi hermana.
-¡Tiene que salir! -gritaba mi padre. -¡Algun día tendrá que salir!.

Continuaba en la cama, con una almohada en mi cara, esperando que mi vida acabara ya.

Después de varios minutos en silencio caí en un profundo sueño, esta vez soñé algo.

En el sueño:

-¿Qué pasa? -preguntó Masky.
-Mi arma no trae balas. -respondió Hoodie.
-¡Hoodie! -exclamó Masky enojado. -¿Cómo que no trae balas?. Es una misión, Hoodie, tienes que venir preparado.

Hoodie sintió culpa.

-No importa, Hoodie. -mencioné. -Te presto una de mis hachas.

Masky no dijo nada.

-Gracias, Toby. -agradeció Hoodie.
-Muy bien. -dijo Masky. -Ahora continuemos.

Estábamos entrando a una casa. Tenía algo que me parecía familiar.

-Toby. -habló Masky. -Preparate, esta vez tendremos que matar a una familia.

Por alguna extraña razón no tenía nada de información sobre la misión que estábamos realizando.

-Por aquí. -mencionó Hoodie mientras subía las escaleras.

Subimos al segundo piso. El lugar continuaba pareciéndome familiar.

-Está bien, así no repartiéremos esto. Hoodie tu a la chica, yo al padre, y... -mencionó Masky mientras me miraba. - matarás al chico, Toby.
-De acuerdo. -respondimos Hoodie y yo al unísono.

Nos dividimos en cada habitación. Hoodie entró a la habitación de la chica, Masky a la del padre, y aunque no conocía el lugar mi cuerpo automáticamente me llevó a la puerta de la habitación del chico.

Entré y lo miré de espaldas acostado en la cama, estaba totalmente dormido.

Me acerqué en silencio, y levanté mi hacha en dirección a la cabeza del chico.

Cuando estaba a punto de lanzarla el chico dio media vuelta y dejó ver su rostro.

Me quedé atónito.

El chico que estaba acostado era... yo.

Ticci Toby 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora