No me molestaba en lo absoluto llevar a Chris y Tay al instituto, pues en ese lugar había chicas muy lindas, obviamente de cursos superiores, porque jamás me follaría a una de las amigas de Chris que apenas tienen catorce y se vuelven locas cada que me ven. Pero por alguna razón, hoy no tenía ganas de salir de caza. 

"¿Desayunaron?" Pregunté a mis hermanos que se encontraban sentados en los taburetes frente a la isla de la cocina. 

"Terminando." Dijo Chris con un trozo de pan en su boca mientras jugaba con su teléfono. Taylor rodó los ojos al muchacho y me dedicó una tierna sonrisa. 

"¿Qué tal la escuela, peque?" Alboroté su cabello con mi mano. 

"Bien, ya tengo novio." Paré en seco mi búsqueda por algo de agua y despaciosamente me di la vuelta para verla sin expresión alguna. Taylor me miraba con inocencia, sin siquiera darse cuenta de mi reacción. 

"¿Cómo dices?" Cuestioné en el tono más ameno que pude formar. 

"Se llama Beck. Su hermano va contigo al instituto, creo." Alcé las cejas y abrí la boca en una gran 'A'.

"¿Ah, sí?" Tomé mi chaqueta del perchero en la sala. "¿Beck qué?" Me enfundé la prenda sin quitar mis ojos de Taylor. 

"Beck Mccain." Mi rostro cayó y mi mandíbula se tensó. 

"Chris, terminarás esa tostada en el auto, nos vamos." Dije ya saliendo de la casa.

"Pero-" 

"¡Nos vamos!" Exclamé antes de que pudiese finalizar. 

Subimos al coche, un Lexus NX200t color negro que yo jamás usaba porque prefería mi motocicleta, los vehículos de cuatro ruedas no eran mi estilo. 

Mi mañana no podía comenzar peor

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Mi mañana no podía comenzar peor. Taylor apenas tiene trece y ya los chicos quieren... ¡AGH! ¡NO! 

NO, NO Y NO. 

El viaje en el coche no fue de lo más divertido. Chris seguía jugando con su celular mientras que Taylor le sonreía a la pantalla del suyo y mi sangre hervía. La veía por el espejo retrovisor y quería quitarle ese dispositivo para lanzarlo por la ventana. 

¡TRECE AÑOS, TRECE PUTOS AÑOS!

Mis manos apretaron el volante. Ese niño vería, se iba a enterar de quién es Lauren Jauregui. Hablaría con él y le haría saber que no debe meterse conmigo ni con mi preciada, adorable, hermanita menor. 

El frente del edificio estaba que desbordaba de adolescentes y pre-adolescentes. Por supuesto bajé para acompañar a mis hermanos hasta la puerta, ahora que sabía sobre ese tal noviecito, la tendría vigilada, y también a él. 

Al pasar las chicas me miraban y luego susurraban cosas entre ellas, largando risitas y algún que otro guiño dirigido a mí. Debía admitir que algunas de ellas eran muy bonitas, pero simplemente no sentía ganas de poseer a ninguna, cosa de la que me estaba acostumbrando de a poco, pues ya iban casi dos semanas sin tener sexo y nunca había pasado tanto tiempo en abstinencia. Pobre de la que lograse ponerme y que la follara, porque sin duda estaría hecha una fiera descontrolada. 

Mates (Camren G!P)Where stories live. Discover now