NamJin.

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•Narra Namjoon•

A veces me ponía a analizar qué fue lo que hice mal, en qué momento todo se volvió tan confuso. Hace 6 años que arranqué de Corea y me situe aquí en Chile.

Los primeros años fueron los más difíciles. Llegué cuando tenía 15, no tenía plata ni pa un pan duro. ¿Cómo llegué? Me metí corriendo esquivando a la seguridad del aeropuerto y me escondí en los baños, nadie se dió cuenta hasta que llegamos a Chile.

Me dejaron retenido como por 3 horas, preguntaron por mis padres, dije que habían muerto cosa que es verdad y me mandaron al sename. Antes de entrar a ese lugar era un chico bastante normal, jamás estuve metido en una pelea o robado algo a alguien, ni siquiera los lápices en el colegio.

Pero por colarme en ese avión me catalogaron como "delincuente" y me enviaron con los que si lo eran. Si hubiera sido mayor de edad hubiera estado preso por años.

Dentro de ese lugar tuve que aprender a defenderme por mí mismo. Tuve enemigos y amigos, peleas, controversias, crisis y 3 años de mi adolescencia desperdiciados.

Me hubiera quedado en Corea en vez de venir aquí a Chile y convertirme un Brayan. Pero ya no los soportaba más.

Abusaban de mí, física, psicológica y sexualmente. Obviamente mis padres no, ellos siempre me criaron con buenos valores, me dieron una buena educación, me hicieron sentir amado.

Un día llamaron de la policía diciendo que los habían encontrado muertos dentro de un auto destrozado que se encontraba bajo un camión de carga. Tenía 13 años en ese entonces.

Un amigo cercano a la familia se hizo cargo de mí, él y su esposa. No tenían hijos, vivían en el sur de Corea y tuve que mudarme. Adiós escuela, adiós amigos, adiós casa, adiós juventud.

Mi abuela podría haberse hecho cargo de mí, pero ella ya estaba muy anciana y vivía en un asilo. No tenía tíos ni nada por el estilo, él fue mi salvación y a la vez mi perdición.

2 años estuve encerrado en esa casa del demonio. Fui golpeado hasta vomitar sangre, me trataron de convencer que mis padres eran una mierda y me violaban, no tan solo ellos, tenían una especie de negocios en dónde traficaban niños sexualmente. No tan solo era yo, habían niños más chicos, pero no los pude salvar a todos.

Mientras me encontré en el sename pensaba en ellos ¿estarán bien? ¿habrán escapado? ¿habrán muerto? Me desesperaba no saber de ellos, muchas veces terminé con las manos echa pico por golpear la pared pensando en todo lo que sufrí y en lo que sufrían los demás.

Cuándo cumplí los 18 y al fin pude salir, no sabía que mierda hacer con mi vida. No tenía familia, ni amigos, ni dinero, no tenía nada.

Me paseaba día y noche por toda la capital buscando algo, pero no encontraba nada por 1) ser coreano, 2) hablar flaite -al estar tres años con delincuentes se me pegó- y 3) no haber terminado la escuela.

Estuve como un mes alojandome en el hogar de Cristo, convivía con puros vagabundos. Me contaban sus historias y la mayoría estaban ahí de puro weón así como yo.

Un día uno de ellos me entregó un papel diciendo que en Ñuñoa se realizaban una especie de clases y charlas a tipos que eran extranjeros. Sin ninguna fe fui y como pude llegué.

Primero me junté con los colombianos, pero no entendían mucho mi idioma y terminábamos peleando siempre. Después con los Peruanos, pero esos weones me caían como el pico. Con los chinos estuve una hora y casi nos agarramos a combos peleando cuál era el mejor país.

Fui como a dos clases y ya perdía la fe de encontrar a más coreanos como yo. Un día entré desganado de la vida porque me habían robado la bip y me encontré con una  princesita; perfumada, ordenada, vestida de traje y con los ojos achinados.

te necesito waxo • JiKookWhere stories live. Discover now