11. ¿Algo tan potente como el miedo? La tristeza

108 17 0
                                    

"Pájaro negro que cantas en la madrugada. Toma esas alas rotas y aprende volar

Toda tu vida solo has esperado este momento para alzar vuelo"








—Tenemos problemas... —dijo Louis

Se escuchó otro disparó y ladridos . Intuí que mi tío estaba detrás de esto, tal vez había salido del hospital y al no encontrarme en la cabaña, mando a que buscaran mis huesos...

Escuche que gritaban mi nombre, sonaba un poco lejano debido a los árboles, estuve a punto de gritar cuando me dije a mi mismo que no quería que me encontraran. Así que guarde silencio unos minuto.

De pronto, cesaron las llamadas.

—Creo que... deberíamos volver a la cabaña —dije rompiendo el silencio

—No, tienes que volver a tu casa.

—Pero...

—Si vienes conmigo, me pondrás en un serio apretó. Nadie, ¿me oyes bien Harry?, nadie puede saber de mi existencia.

Me gustó cómo su voz cristalina y sus labios perfectos dieron forma por primera vez a mi nombre. Asentí como un niño bueno que por fin ha entendido la trascendencia de sus actos. Sus ojos azules me escrutaron un momento al tiempo que me agarraba de la mano y me levantaba para empezar a correr.

Es como si estuviéramos trotando, pero todo a mi alrededor pasaba en cámara rápida, dándome la sensación de que estábamos corriendo.

Fue entonces donde la nieve comenzó a caer con más fuerza, y volvimos a escuchar ladridos, y aunque estaban un poco lejos tendríamos que despistarlos si queríamos llegar a la cabaña sin ser sorprendidos.

—Conozco un camino alternativo... pero es cruzando el río —dijo Louis como si leyera mis pensamientos— Podríamos despistarlos.

Louis avanzo con decisión entre los árboles, todavía me sorprendía su destreza para no toparse con ninguno, para no resbalarse con rocas o tierra húmeda, y encima sujetándome la mano. Realmente conocía el bosque a la perfección.

Mientras intentaba esquivar las ramas, iba pensando en las palabras que me dijo. Nadie podía saber que el vivía en esa cabaña, ahora la pregunta era ¿Por qué se escondía? o ¿De quien se escondía? Al principio pensé que podía tener problemas con la ley, pero descarte esa idea porque no parecía la clase de chicos que se mete en problemas apropósito, mas bien parecía calmado y con un corazón noble.

Cruzamos un rió bastante profundo y seguimos monte arriba, pero la nieve seguía cayendo de forma brusca así que Louis disminuyo sus pasos.

—Nos quedemos en un refugio hasta que la nieve disminuya un poco, no podremos caminar así.

Después de unos metros de subida, apareció una enorme roca. De no habernos detenido justo enfrente, jamás habría reparado en la pequeña cavidad que se abría en ella. Un dosel de plantas trepadoras camuflaban su entrada

Louis se agacho un poco e introduzco su cabeza... y luego silbo.

—No hay nadie, puedes entrar.

¿En serio aquí vivía alguien? no es que fuera desagradable, pero estaba lleno de vegetación y lo inundaba un olor a tierra mojada, no era feo pero si era fuerte.

Nos sentamos contra una de sus paredes a descansar un poco, no me di cuenta lo mucho que habíamos caminado hasta que sentí como mis pies latían.

—Están lejos —dijo mientras se sacudía el pelo— Podemos descansar aquí un rato.

—¿Tendremos tiempo? —pregunte.

El bosque de los corazones dormidos l.sWhere stories live. Discover now