El bosque de los corazones dormidos l.s

7. Los corazones dormidos

"En el cañon, por debajo de los árboles.
Detrás del oscuro cielo bajo el que me miraste.
Me enamoré de ti como las hojas de otoño.
Esta noche, quiero escuchar cómo late tu corazón.
Antes de que el maldito sol
cobre vida"

Cuando me bajé del autobús, me costó reconocer que esto era el centro de Colmenar, no se parecía nada a mi concepto de gran ciudad, no había muchos edificios, sin embargo no me costó mucho recordar el camino hacia el hospital.

Tarde un rato en acostumbrarme al asfalto luego de caminar mucho tiempo sobre tierra, pero luego de empezar a caminar pude observar bien el plano, las tiendas y el bullicio de ciertas personas caminando rápido y por unos segundos recordé mi vida en el centro de Londres, aunque esto parecía más un pueblo gigante.

Así que ignorando los comercios seguí calle arriba, prometiéndome que volvería por algunos adornos o ropa. No me tomó mucho llegar hasta el hospital ya que se podía leer "Hospital Santa Bárbara" desde que comencé a subir, así que acelerando el paso entre y me acomode en la sala de espera.

No pasó mucho tiempo, al cabo de 10 minutos una enfermera se acercó a mí con una plantilla en la mano.

—Si espera solo unos minutos más, el pediatra podrá atenderlo, pero él se encuentra en la primera planta.

—¿Pediatra? —dije levantando mi ceja, no tenía tanta cara de niño y muchos menos de niño enfermo.

—Pero eres menor de edad.

—Mañana cumplo diecisiete.

—¿Saben tus padres que estás aquí?

No vi conveniente decir que era huérfano, pero tampoco quería problemas así que le mencione la verdad.

—Mi tutor está en este hospital

La señora frunció el ceño, tal vez creía que era un empleado de allí así que no hizo más preguntas. Me hizo un gesto con la cabeza para que la acompañara.

Llegamos a una habitación donde había una mesa con dos sillas y un monitor.

A los minutos llego un doctor, parecía joven así que leí su placa que decía "Médico residente"

—¿Cómo se llama su familiar joven?

—¿Eh?

—La enfermera me ha dicho que está en este hospital

—Ah, sí, es mi tío. Sufrió un accidente, se llama Alexander Fuentes

—El apicultor de Colmenar...—contesto pensativo— Esta en la planta tres.

—¿Sabe cómo se encuentra?

—Tiene una pierna fracturada y algunas contusiones, nada grave .

—Es extraño que este internado hace días solo por una pierna rota...¿no cree?

—Le estamos haciendo varios exámenes a la vez por su dolencia y su forma peculiar de tratarse... ¡tu tío es asombro muchacho!

—Si claro, muy asombroso —dije con poca emoción.

—Unos cuantos resultados han salido excelentes, así que el hospital le ha pedido que se quede solo unos días más —sonrío— Gastos pagados, por supuesto.

—Sígueme, te acompaño hasta su habitación, debes extrañarlo.

Cuando abrí la puerta de la habitación, me dio la impresión de que había pasado muchísimo tiempo desde que había visto a mi tío por última vez. Él estaba sentado leyendo el diario mientras tomaba una taza de café, tenía buen aspecto y hasta me pareció ver una sonrisa en sus labios cuando alzo su mirada y me observó.