Capítulo 26. POV Alice.

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Me había encerrado en mi cuarto, para poder reflexionar en silencio. Esta vez no tenía ni lágrimas ni rabia, lo único que sentía era un vacío en mi interior; un vacío que tenía que rellenar para darme cuenta de cómo solucionar el problema.

Carlos había intentado hablar conmigo varias veces, más había desistido tras varios intentos fallidos. Sin embargo, varias personas se habían dado cuenta de que el peliblanco y yo ya no estábamos tan juntos como antes, y por ello habían acudido a mi dormitorio a verme.

La primera en venir fue Evie; conociéndola, seguramente ella se lo habría sonsacado a Carlos en poco tiempo.

La dejé entrar y la peliazul se sentó con cautela en mi cama, a mi lado, antes de hablar.

-Y bien, ¿cómo estás? – preguntó para iniciar la conversación.

-Bien, supongo.

Evie suspiró y me miró a los ojos, consiguiendo captar mi atención.

-Sé lo de Carlos, y creo que te vendrá bien hablarlo con alguien. – comentó. – Confía en mí.

La chica colocó su mano sobre la mía y yo le sonreí de vuelta vagamente. Sí, sabía que podía confiar en ella.

-Me siento... traicionada. – comencé. – Como si nada de esto hubiese sido real.

-Pero lo fue; fue real por mucho tiempo.

-Y por mucho tiempo también fue mentira. – contrarresté.

-Mira, Alice, él te quiere, estoy segura de ello. – aclaró Evie con dulzura. – Nunca imaginé a Carlos con una chica, y creo que ni él mismo se imaginaba a sí mismo con una. Puedes tomarte el problema de la varita como el empujoncito que faltó para conoceros.

Esta vez fui yo la que suspiré, algo frustrada al pensarlo de nuevo.

-Créeme que sé que me quiere, pero todas esas palabras no consiguen que me haga sentir diferente. Todo sigue igual en mí y no sé por qué.

Evie me miró una última vez antes de levantarse y alejarse hacia la puerta de salida del dormitorio.

-Al menos, piensa en lo que te he dicho, ¿vale? – añadió antes de salir y yo asentí en forma de respuesta.

Quería pensar, o más bien necesitaba hacerlo. No obstante, parecía que mis amigos no me iban a dejar reflexionar en mi soledad sin antes hablar ellos conmigo.

Para mi sorpresa, la siguiente en venir hasta mi habitación fue Jane, mucho más radiante que unas semanas atrás.

-¿Qué te cuentas? – le pregunté cuando entró. – Te veo feliz.

-No sé, últimamente veo todo más bonito.

Una pequeña y triste sonrsia apareció en mis labios por unos instantes.

-Genial, al menos tú lo haces. – mascullé.

-Alice, creo que sabes para qué he venido aquí. – comentó cambiando de tema.

-Sí, creo que me hago una idea. – contesté. - ¿Cómo te has enterado?

-Me lo contó Mal, y ella se enteró seguramente por Carlos. – explicó. – Mal también quería venir, pero no tiene mucha relación contigo, ya sabes.

-Bueno, la intención es lo que cuenta.

Jane caminó hasta quedar a un metro escaso de mi cama antes de continuar con la conversación.

-Tú mejor que nadie conoce a ese chico, cómo es él en realidad.

-Ahora mismo dudo incluso de si de verdad lo conozco. – mascullé. - ¿Quién me dice a mí que no es mentira todo lo que creo saber de él?

Deseos de princesa | Carlos de VilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora