Capítulo 3

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La cafetería estaba llena a rebosar y una música de jazz sonaba de fondo, supuestamente para darle un toque chic al lugar. El olor amargo del café se mezclaba con el dulzón de la piezas de pastelería que había expuestas en la barra. Y en el exterior el tiempo había cambiado tan radicalmente de un día para otro que hacía pensar a uno que el cambio climático se había acelerado el doble.

Sentado en una de las mesas cercanas a las ventanas, Yifan miraba su taza de café esperando ahogarse en ella para escapar de todo.

Contárselo a Jessica había sido un grave error. Colgarle la llamada tras el ataque de risa que le entró al contarle la situación, también.

—Vuelve a hacerlo y mañana te despertarás con una permanente de rizos en tu precioso pelo —le había dicho, antes de citarle en la cafetería para hablar seriamente.

Yifan se llevó una mano a la cabeza preocupado ante el recuerdo de la amenaza.

¿Por qué estoy rodeado de personas tan violentas?

Así era su vida, llena de gente que quería matarle, violarle con la mirada, conseguir su puesto de trabajo o atentar contra su pelo.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo al recordar más de una de las venganzas de Jessica durante el paso de los años. Era un peligro en potencia y lo peor de todo, tenía una copia de la llave del apartamento.

—Tómame en serio, por favor.

—Lo hago, que es lo peor —replicó llevándose la cucharilla llena de espuma a la boca—. Pero cuéntame, ¿cómo ha sido? —preguntó estrechando los ojos—. Que yo sepa no te interesan los bajos femeninos.

—Siempre tan directa.

—No me digas que tu jefa por fin te ha llevado al huerto y encima la has dejado preñada —dijo con una sonrisa burlona en los labios.

—No todos somos tú.

Un pie se posó peligrosamente sobre sus partes.

—¿Qué has dicho?

Yifan tragó saliva. Decidió no responder para proteger su progenie.

—No sé qué hacer, Jess —dijo al cabo de doce vueltas de cucharilla a su café.

—Dejar de lloriquear para empezar.

—No estoy lloriqueando —se defendió levantando la mirada del líquido. Empezaba a marearse.

—Por favor, Fan. Sé perfectamente todas tus expresiones faciales y tus más oscuros y patéticos pensamientos —le dejó claro—. Estás lloriqueándome y tengo mucho que hacer.

—¿Como qué? ¿Quitarte las arrugas prematuras?

—¿Quieres que empiece ahora mismo a hacerte la permanente? Tengo todo el material en el bolso.

Yifan miró al techo y soltó un suspiro. Puede que estuviera lloriqueando un poco. Pero tenía derecho a ello. Estaba hecho un manojo de nervios y la mente demasiado llena pensamientos autodestructivos. Y contárselo a Jessica no estaba ayudándole tanto como esperaba, pero tenía que hablarlo con alguien si no quería volverse loco.

—Es Yixing —dijo al cabo de unos segundos. Jugueteó con el móvil en la mano y cotilleó los mensajes.

Tras un minuto de silencio, levantó la mirada preocupado.

—¿Jess?

La chica parpadeó y cerró la boca.

—Lo siento, ¿pero creo que he escuchado que has dejado embarazado a Yixing?

[kray] PD: Te odio (pero te quiero)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora