Capítulo 1

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Iba a matarle. De manera lenta y dolorosa. Sí, iba a hacerlo. Y lo primero que haría sería meterle el test de embarazo por el culo porque estaba bien jodido, y no de manera placentera.

Yixing miró el tubito de plástico donde marcaba un giro un de trescientos sesenta grados en su vida para un futuro próximo. Resopló y se miró al espejo.

Iba a matarle.


**


Yifan sintió un picor intenso en la nariz.

Alguien debe estar pensando en mi, razonó.

Se pasó una toalla por la frente empapada de sudor, estiró la pierna que se le había dormido y miró a sus compañeros de sección.

Era un día asquerosamente caluroso de Beijing, una mezcla de cielo nublado y calor soporífero. La mejor para querer pasarse todo el día bajo la ducha y no encajonado en una silla frente a un escritorio y un ordenador que se creía más inteligente que él.

Giró las muñecas y se recostó hacia atrás. Estiró los brazos hacia arriba y algo le crujió en la espalda. Necesitaba hacer ejercicio, antes de volverse un vejestorio a los veintisiete y coger culo de oficinista.

No le había gustado nada el comentario que le había soltado Feixen en el descanso. Su culo no estaba cogiendo forma. Todo habitante del planeta Tierra sabía que de culo, tenía cero. Plano como una tabla de surf. Y orgulloso estaba de ello a su manera.

Volvió a la posición original de alma condenada a trabajar y abrió el navegador del sistema. Ojeó por encima de las paredes de su cubículo con ojos del halcón.

No había moros en la costa.

Con una sonrisa en los labios, le dio clic a su sección de favoritos y cargó una página.

La imagen del Candy Crush apareció en la pantalla del monitor.

Hora de ser extremadamente productivo para la empresa.

Era maravilloso lo que podía desestresar ese jueguecito. Y puede que estuviera un poco viciado, sólo un poco, y que sus compañeros de oficina estuvieran hartos de que les enviase tantas invitaciones para que se animaran a jugar y le ayudarán con ello a ser el rey de las frutitas de colores. La falta de respuesta y su disminución de seguidores en Weibo, le decían que más de uno le había dejado de seguir o le había bloqueado.

Ellos se perdían el mundo maravilloso de las frutitas de colores.

Pasó los primeros niveles con la facilidad de un experto. Cuando llegó a ese nivel que se le resistía (maldito tiempo, ¿por qué tenía que ser tan jodidamente limitado?) estiró el cuello para prepararse. Otro crujido le acompañó al movimiento.

Sí. Era hora de volver a incorporar la rutina del ejercicio a su vida. Llevaba un mes o dos (había perdido la cuenta) en que sólo trabajaba y se derrumbaba en la cama con una cerveza barata en el estómago. Ley de vida.

Una idea se le vino a la cabeza y su sonrisa se hizo más abierta.

Más tarde se daría una vuelta por el gimnasio cerca de su casa. Quizás, con suerte, se volvía a encontrar con cierto metro setenta adorable y sexy, cien por cien provocador, y podían volver a hacer ejercicio juntos.


**


Yixing miró la bolsa de deporte con la ropa sucia y quiso tirarse de inmediato a la cama. No tenía ganas de nada, salvo de estrangular a alguien y cubrirse con todas las mantas del universo para dejar de existir. Sí, esa era una idea apetecible, fácil de hacer.

[kray] PD: Te odio (pero te quiero)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora