VIII

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Durante todo el día, los guardianes de Vongola estuvieron pendientes de su princesa, con temor a que ese tipo volviera para poder llevársela.

Alice se sentía un poco asfixiada, ya que ni al baño podía ir sola pues Hibari la esperaba afuera y la escoltaba a clases.

No soy una dama en apuros, sé defenderme — Pensó la chica caminando al lado del Presidente del Comité Disciplinario.

La Sawada suspiró, sintió la mirada de Hibari sobre ella, por lo cual esta volteó a verlo. Ambos detuvieron sus pasos, ella unos pasos más adelante.

— ¿Sucede algo? — Preguntó Alice un poco nerviosa ante la mirada que este le daba.

El azabache se acercó a ella, invadiendo su espacio personal hasta arrinconarla contra la pared. Las mejillas de la muchacha tomaron un color rosa ante la cercanía y los nervios se apoderaron de ella.

Kyoya inspeccionó detenidamente sus facciones y tomó un mechón del rizado cabello naranja. Se acercó a Alice más de lo debido, pero la chica interrumpió sus movimientos apartándolo de ella sin empujarlo.

— No invadas mi espacio personal, por favor — Pidió Alice con la mirada gacha antes de tomar rumbo a su salón.

Era la hora del almuerzo, por lo cual el grupo de amigos subió hacia la azotea. Todos sacaron su comida de sus bolsos.

— Hayato, tengo algo para ti — Dijo Alice sacando un bento extra de su bolso y entregándoselo al peliplata — Veo que no te alimentas debidamente, así que a partir de ahora te traeré el almuerzo — Sonrió entregándole la caja.

— No puedo aceptarlo, Princcipessa — Dijo sonrojando el Guardián de la Tormenta, negando con sus manos.

— Acéptalo por favor, me esforcé haciéndolo.

Gokudera tomó sonrojado el bento y agradeció con una sonrisa. Abrió la caja mirando el perfecto almuerzo preparado por su Princcipessa. El color rojo se apoderó de su rostro.

Los chicos comenzaron a comer conversando sobre la escuela y el clima.

Las clases finalizaron, Alice, con dificultad, logró salir sola de la institución para poder dar un paseo, tener a todos aquellos muchachos pegados a ella a cada momento era incómodo.

La joven pasó por una dulcería, a la cual decidió entrar, había diversa cantidad de dulces, hasta que la joven vio una caja de deliciosos chocolates suizos al fondo se la tienda.

Alice tomó la caja al tiempo en que otra persona la tomaba. La pelinaranja observó el anillo de la niebla en el dedo de aquella persona y sonrió.

— Lo siento, puedes tomarla tú — Dijo una voz femenina algo tímida mientras apartaba la mano.

La Sawada volteó encontrando a una chica un poco menor que ella, cabello púrpura, de peinado peculiar, y ojos violeta, con un parche sobre su ojo derecho.

— ¿Tú eres el guardián de la niebla? — Preguntó la Estrella Vongola con curiosidad.

— Sí ¿Cómo lo sabes? — Preguntó la pelivioleta.

— Es un gusto, soy Sawada Alice, hermana melliza de Tsunayoshi — Se presentó la mayor con una amable sonrisa.

— ¿La hermana del jefe? Es un gusto conocerla, mi nombre es Chrome Dokuro — Dijo apenada la chica presentándose.

Alice tomó la mano de la muchacha estrechándola como gesto amigable.

Una extraña niebla rodeó la sección donde se encontraban, llevándolos a un lugar desconocido, todo allí era blanco, como si fuese un mundo vacío.

La misma niebla rodeó a Chrome unos segundos, cuando la niebla se dispersó, se pudo ver a un chico de cabellos azulados y ojos heterocromáticos frente a ella, parecía un poco mayor que la chica anterior.

— Oya oya~ ¿Qué tenemos aquí? — Dijo el muchacho observando fijamente a la joven con una sonrisa que no transmitía nada de confianza.

— ¿Quién eres? — Preguntó Alice a la defensiva retrocediendo unos pasos.

— Mi nombre es Rokudo Mukuro — Se presentó con una reverencia.

— ¿Rokudo Mukuro? ¿El guardián de la niebla? — Inquirió la muchacha un poco confundida al haber dos nieblas Vongola.

— Kufufu~ Conque, la hermana de Sawada Tsunayoshi — Dijo el peliazul acercándose a ella a paso lento.

La de rizos naranja retrocedía ante sus pasos hasta chocar con lo que parecía una pared.

¿Hoy es el día de arrinconar a Alice contra la pared? — Pensó con ironía la joven al estar entre la pared y Mukuro.

El de ojos bicolor tomó la barbilla de la chica analizando su rostro.

— Te pareces a tu hermano, sin embargo, tus facciones son muchísimo más delicadas y hermosas, kufufu~ — Comentó Mukuro acercándose más — Será interesante — Sonrió ladino.

— Por favor, necesito mi espacio personal — Dijo la joven levemente sonrojada con incomodidad al tener tan cerca a ese joven desconocido.

— Oya~ Parece que tienes tu carácter — Dijo él con cierta burla — Mi tiempo se acaba. Nos veremos en otra ocasión, Sawada Alice — Fue lo último que pronunció besando la mejilla de la muchacha antes de desaparecer.

 Nos veremos en otra ocasión, Sawada Alice — Fue lo último que pronunció besando la mejilla de la muchacha antes de desaparecer

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Las dos muchachas volvieron a encontrarse en la tienda, Chrome se tambaleó un poco, pero Alice le ayudó a mantenerse de pie.

— ¿Estás bien? — Preguntó la mayor sosteniendo los hombros de la pelivioleta.

— E-Estoy bien — Dijo Chrome para estabilizarse.

Ambas salieron de la tienda despidiéndose. Alice caminó hasta su hogar un poco aturdida con lo ocurrido unos momentos atrás.

No pensó que conocería al guardián de la niebla de una manera tan peculiar, muchísimo menos que Rokudo Mukuro fuese tan osado y atrevido.

Este ha sido un día bastante raro — Pensó soltando un suspiro.

La Princcipessa Di VongolaWhere stories live. Discover now