La Princcipessa Di Vongola

Prólogo

— Es hora de irnos, Alice — Dijo el hombre de cabello rubio y ojos castaños extendiendo sus brazos hacia su hija.

— P-Pero papi, quiero quedarme con Tsu-kun aquí en Japón — Dijo la pequeña niña de cabello naranja y ojos avellana llorosos mientras abrazaba a su hermano mellizo.

— No quiero que me alejen de mi hermana, quiero a Ali-chan aquí — Decía también llorando el niño castaño de ojos avellana.

— No quiero separarlos, pero Alice debe venir conmigo — Dijo Iemitsu alzando a su hija.

Los mellizos se miraron mientras se despedían con la manita. Nana simplemente, con sus ojos llorosos, vio a su pequeña princesa en brazos de su padre. No le preocupaba, ella estaba segura con su padre, pero aún así dolía verla alejárse de su hogar con tan sólo cinco años de edad.

— Adiós querido, adiós mi princesa — Dijo la castaña abrazando a sus seres queridos antes de alzar al pequeño Tsunayoshi.

Padre e hija salieron de la residencia Sawada, subiendo a un auto que se dirigía al aeropuerto, para tomar el avión que los llevaría hasta Italia, en donde la hija Sawada sería entrenada para algún día ser la digna princesa de la familia Vongola.

Las horas pasaron en aquel avión y ahora se encontraban justo frente a la mansión Vongola.

— Papi ¿Qué es este lugar? — Preguntó la pequeña pelinaranja mirando la enorme mansión.

— Tu hogar junto conmigo princesita — Dijo el rubio con una sonrisa.

El Sawada mayor se dirigió hacia la oficina del Nono Vongola con su hija en brazos y al estar allí aquel señor sonrió.

— Bienvenido hijo mío y bienvenida mi pequeña nieta — Dijo Timoteo levantándose de su asiento.

— Padre — Saludó Iemitsu.

— ¿Abuelito? — Cuastionó la pequeña un tanto confundida.

— Ciaossu, Sawada Alice, soy Reborn y a partir de ahora seré tu tutor — Dijo un pequeño hombre de traje y fedora, cabello negro con patillas rizadas, con ojos tan negros y penetrantes que colaban en el alma.

— Él te entrenará para ser la mano izquierda de tu hermano y la Princesa de la familia Vongola — Dijo Timoteo mostrando una expresión seria.

La pequeña niña sólo ladeó la cabeza sin tener la menor idea de lo que sucedía y sin saber tampoco lo que le esperaba a partir de ese momento.

Gracias a aquel infernal entrenamiento y toda la educación que había recibido, Alice ahora era la mafiosa más fuerte de todas, estando mano a mano con Reborn. Desarrolló fuerza, elegancia, inteligencia, habilidad, flexibilidad, astucia y percepción. Se convirtió en una dama refinada, educada, amable, benévola, sincera, dulce, alegre y decidida. Con habilidades artísticas, culinarias, musicales, entre otras.

Ella era La Princcipessa di Vongola.