8. Seis meses

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Querido diario:

Seis meses han pasado desde el accidente, seis meses exactos de ese horrible día lo que quiere decir que hoy es la misa para Brent. Tengo miedo de enfrentarme con todas esas caras conocidas que hace mucho no veía, tengo miedo de ver esos ojos marrones en el señor Reynolds, el cabello marrón de la señora Reynolds, tengo miedo de ver al pequeño Kevin. La familia invitó a la clase de Brent, lo que era de esperarse, pero de seguro también irán los de otros años y no se salvará del periódico escolar que hoy sale, por suerte, hablé con la editora y dejó de enviarme a alumnos para entrevistarme. En fin, hay colegio, así que llegué hasta aquí. Siento que el corazón se aprieta más en mi pecho, diario.

Siempre tuya,
Lara.

***

Barton High School estaba como siempre, los estudiantes iban de allí para allá, algunos leían el periódico escolar y cuchicheaban al notar la presencia de la muchacha. Muchos estaban parados al frente de la vitrina donde la foto de Brent permanecía, su casillero (que aún no tenía dueño ya que nadie lo quería y tampoco lo daban) estaba lleno de flores y cartas, como las primeras semanas después de su muerte.

– Era tan bueno, no merecía morir – escuchó a unas chicas decir.

– Dios mío ya han pasado seis meses y todavía no lo supero.

Lara tuvo ganas de vomitar a escuchar tantas mentiras, esas chicas apenas lo conocían, estaba segura de que solo se habrían dicho un "hola" en todos los años que han estado. Seguía caminando y cada vez se lamentaba más por no haber aceptado faltar al colegio. Las escenas la enfermaban: personas con caras tristes, dejando flores en su casillero, el olor que emanaba estas, de funeral, algunos vestidos de negro y lo peor era que habían otros que hasta se dignaban a derramar lágrimas.

Caminó rápido para poder llegar al baño o a algún salón donde la aleje de toda esa basura, sin embargo, su cometido no tuvo éxito.

Un brazo la rodeó por los hombros y luego un aroma familiar la cubrió.

– Hey ¿estás bien? – Preguntó Alex intentando esbozar una sonrisa.

– Sí, sí – Lara miró alrededor– . Solo me enferma todo este teatro.

– Menudo día – Alex soltó un resoplido y luego metió sus manos en sus jeans– . ¿Quieres ir a comer algo?

– Por favor.

Ambos caminaron por los pasillos de la preparatoria hasta llegar a una maquina dispensadora, Alex metió un billete y pronto un chocolate cayó. Le preguntó a Lara qué quería, aunque eso ya lo sabía.

– Algún día engordarás por comer muchos chocolates y dulces – le dijo él dándole un pequeño empujón con el hombro.

– No, yo no engordo – Lara le sacó la lengua.

– Aun no sé cómo pasa eso, niña.

– Le doy las gracias a la genética.

– Eso tenía que ser.

La campana sonó dando inicio a las clases, los estudiantes comenzaron a moverse con más fluidez y más rápido, entraban a los salones por montones.

– Tengo que ir a clases – le avisó al muchacho.

– Am... sí, nos vemos después ¿cierto?

Lara asintió con la cabeza mientras se alejaba de Alex para llegar a su primera clase.

La fiebre "seis meses sin Brent" duró todo el día, se podían seguir viendo personas con caras tristes en la hora del almuerzo, en los tiempos libres y hasta la salida. Casi todos hablaban sobre la misa que se haría en la tarde en su memoria, de cómo irían vestidos, de quien llevaría a quien, de qué harían después.

Quédate un poco másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora